AP/La Voz de Michoacán Buenos Aires. No ganó la Liga de Campeones ni rompió el maleficio de títulos con la selección de Argentina. Pero Lionel Messi tiene motivos para cerrar el 2019 con balance positivo. El astro argentino fue galardonado con el sexto Balón de Oro, algo que nunca había logrado otro futbolista del planeta. Y por primera vez en su carrera alzó la voz para cuestionar al sistema en defensa de la camiseta de su país, lo cual le valió enterrar de una vez la comparación con Diego Maradona en el rubro de liderazgo. “Soy consciente de la edad que tengo y estos momentos significan muchísimo más porque va acercándose el momento de la retirada y es difícil”, expresó el capitán del Barcelona y de la selección de Argentina a principios de diciembre tras recibir el premio, que se sumó a los que ya obtuvo en 2009, 2010, 2011, 2012 y 2015. A mitad de año, el delantero de 32 años mostró una faceta desconocida durante la Copa América de Brasil cuando despotricó contra los árbitros y acusó de corrupción a la CONMEBOL por entender que el certamen continental estaba servido para el anfitrión. “Estábamos para más, no nos dejaron estar en la final”, disparó entonces Messi, que mostró su disconformidad ausentándose de la ceremonia de premiación por el tercer puesto. “La corrupción y los árbitros no permiten que la gente disfrute y el fútbol se arruina”. Su accionar no pasó inadvertido en Argentina, donde se le exigía tener el mismo liderazgo de Maradona, el capitán del campeón del Mundial de 1986 y reconocido por decir lo que piensa sin filtro. Aunque celebrada por hinchas y una mayoría de la prensa argentina, la queja le valió una suspensión de tres meses dispuesta por la CONMEBOL que se cumplió en noviembre. Todavía debe un partido por la roja que recibió en el torneo y que le impedirá jugar en la primera fecha de las eliminatorias sudamericanas para Qatar 2022 que arrancan en marzo. En la cancha, Messi fue testigo pasivo de la histórica derrota del Barcelona 4-0 ante Liverpool en Anfield por las semifinales de la Liga de Campeones tras cosechar una victoria 3-0 en el duelo de ida en el Camp Nou. El equipo inglés se encumbró luego a lo más alto del fútbol europeo tras vencer 2-0 al Tottenham en la final de Madrid. Messi recibió también el premio de la FIFA al mejor futbolista del año por sexta vez. Su amigo Neymar estuvo ausente de la foto final de Brasil campeón de América. Se perdió la Copa tras sufrir un grave esguince en el tobillo derecho en un partido de fogueo para el torneo, todo en medio de una investigación de la policía por una denuncia de violación que luego fue desestimada por la justicia ante la falta de evidencias. Mientras define su futuro fuera del PSG, el astro brasileño buscará revancha el próximo año con la Copa América que se organizará de manera inédita en dos países: Colombia y Argentina, donde Messi intentará otra vez ganar algo con su selección. El dominio continental de Brasil también se extendió a nivel clubes. Flamengo derrotó 2-1 al defensor del título River Plate en la final jugada en Lima para conquistar su segunda Copa Libertadores 38 años después de su primer trofeo continental. Los millonarios tenían la ventaja y el dominio hasta que a tres minutos del cierre el artillero Gabriel Barbosa se cobró en la red dos errores garrafales del equipo argentino. Fue la primera vez que la final de la Libertadores se definió en un único encuentro. El partido fue trasladado a la capital peruana debido a la oleada de protestas que azota a Santiago de Chile, la sede original. En noviembre, Independiente del Valle derrotó 3-1 a Colón de Argentina en Asunción para obtener la Copa Sudamericana, su primer torneo internacional. A principios de este año el delantero argentino Emiliano Sala murió a los 28 años cuando la avioneta monomotor en que viajaba de Nantes a Cardiff para completar su traspaso se desplomó en el Canal de la Mancha, cerca de la isla de Guernsey. Dos días antes, el club francés había acordado la transferencia de Sala por 20 millones de dólares al Cardiff City de Gales. Este será recordado también como el año en el que las mujeres futbolistas se pararon de tú a tú contra el machismo. En julio, Estados Unidos conquistó su cuarta Copa del Mundo y segunda consecutiva tras vencer 2-0 a Holanda en la final del Mundial de Francia en medio del conflicto con la Federación Estadounidense de Fútbol al reclamar igual pago que los hombres, una demanda cada vez más extendida en el mundo. También la carismática Megan Rapinoe, elegida la mejor jugadora del certamen y Balón de Oro días atrás, atrajo la ira del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante el torneo, al decir que ella y sus compañeras rechazarían visitar la Casa Blanca. En contraste, el racismo se multiplicó en estadios de Europa. En Italia varios jugadores de raza negra, como Romelu Lukaku (Inter de Milán), fueron insultados con cánticos imitando el sonido de un mono. La UEFA inició expedientes a varias de sus federaciones asociadas con el propósito de neutralizar este flagelo con vistas a la Eurocopa que se disputará en varias ciudades del continente entre junio y julio de 2020.