Buenos Aires.- Obsesión vs. premio impensado: Así se presenta la final de este miércoles de la Copa Libertadores entre un San Lorenzo que quiere ese trofeo a toda costa por ser el único equipo argentino de fuste que jamás lo ganó, y Nacional de Paraguay, que siempre dio muestras de no desvelarse por esa corona. Cualquiera que sea el ganador, habrá un campeón inédito en ese torneo que se juega desde 1960 y que es el más importante de la región a nivel de clubes. San Lorenzo y Nacional, finalistas por primera vez, igualaron 1-1 en el choque de ida en Asunción. Sin importar los goles como visitante, surgirá un rey durante los 90 minutos, o bien en la media hora de alargue y si es necesario en la tanda de penales. Con 22 títulos repartidos entre siete clubes, Argentina es el país que más veces ganó la Libertadores, mientras Paraguay alzó la copa tres veces y en todos los casos gracias a Olimpia. San Lorenzo, uno de los grandes del balompié argentino, no soporta que las hinchadas de clubes ilustres como Boca Juniors, River Plate, Independiente y Racing Club, se mofen de los "Cuervos" por no haber ganado nunca la Libertadores. Y por supuesto, los fanáticos rivales tampoco verán con agrado si la gana ahora. Nacional causa simpatía en Paraguay por tratarse de un club "chico", y además porque su rival proviene de un país que suele causar rechazo en el fútbol como Argentina. Por esos factores, el pueblo futbolero se encolumnó detrás de la "Academia", a la que para esta final los paraguayos adoptaron como su segundo equipo. San Lorenzo, cuyo hincha más famoso es el papa Francisco, está solo contra el mundo. Para sus fervorosos hinchas, esta final es el partido más importante de su historia. "Yo siempre sentí la presión, la obsesión, la locura por ganar la Copa. La disfruto y la sufro todos los días", destacó el técnico de San Lorenzo Edgardo Bauza, campeón de la Libertadores de 2008 cuando estuvo al frente de Liga de Quito. "Mi cabeza no descansa, estoy formando parte de una historia que todavía no se terminó de escribir". San Lorenzo tendría dos variantes con respecto al equipo que desplegó en Asunción: Mauro Cetto, recuperado de una dolencia muscular, recuperará la titularidad en la zaga central en lugar de Fabricio Fontanini, mientras el uruguayo Martín Cauteruccio jugará por Pablo Piatti, el jugador más creativo del "Ciclón" y que fue transferido al Montreal Impact de Canadá, que milita en la MLS estadounidense. La FIFA no autorizó un pedido de permiso que elevó el club argentino. Cauteruccio, que en octubre sufrió una grave lesión de ligamentos, es más ofensivo que Piatti por lo que hará dupla en ataque con Mauro Matos, autor del gol en Asunción, y que con tres dianas es el principal artillero del equipo en esta Copa, junto con Piatti. Juan Mercier y Néstor Ortigoza, un argentino que jugó en la selección paraguaya, serán los cancerberos del mediocampo y Leandro Romagnoli la cabeza pensante. "Este equipo me demostró que la ansiedad y lo que rodea a San Lorenzo lo va a superar el miércoles. Estoy convencido de que los jugadores no nos van a fallar", destacó Bauza, quien desde el viernes trabaja a puertas cerradas y que ese día ordenó al plantel no formule declaraciones hasta después del partido. En Nacional retornará el volante Marcos Riveros, suspendido el anterior partido por acumulación de amarillas, mientras el lateral Ramón Coronel será baja por un desgarro y su puesto será ocupado por Juan Argüello, anunció el técnico Gustavo Morínigo. "Estamos con el mismo espíritu de lucha, planificando el partido que será tan difícil como el primer encuentro", comentó Morínigo. El portero argentino Ignacio Don, de 30 años y una de las figuras del equipo, destacó que "para cualquier futbolista es el sueño cumplido jugar la final de la Copa, pero en mi caso el sueño será completo si la ganamos". El capitán Raúl Piris dijo que la concentración será la clave del partido, y destacó que además su equipo podría sacar provecho de la impaciencia de San Lorenzo si el gol tarda en llegar.