Omar Aguilar/ La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Con un llamado al mundo para fortalecer la cultura de la inclusión, del 6 al 8 de agosto, Morelia será sede de los “Primeros Juegos Internacionales de Las Américas de la Trisomía 21” con la participación de 125 deportistas de 5 países, entre ellos 5 atletas michoacanos, quienes disputarán el podio en las disciplinas de natación, atletismo y tenis de mesa. Por Michoacán, participarán en la Delegación Mexicana un total de 5 morelianos, tanto en natación como en atletismo de pista y campo: Cinthya Lizet Romero Hernández, quien competirá en natación, categoría Mosaico; Ángel Eduardo Nieto Mancera, competidor también en natación, categoría Trisomía Regular; Milagros Esperanza García González, especialista en atletismo, categoría Trisomía Regular; Hiram Abif López González, en atletismo, categoría Trisomía Regular; y, Luis Mario Alvarado Campos, competidor también en atletismo, categoría Trisomía Regular. El certamen contará con la participación de deportistas de: Argentina, Colombia, Kuwait, Brasil y México. Morelia, los recibirá en dos sedes: el Complejo Acuático “Medallistas Paralímpicos” de la Unidad Deportiva “Morelos” Indeco, en el caso de la natación y el Complejo Deportivo “Bicentenario”, para el atletismo y tenis de mesa, en donde los deportistas en condición de Síndrome de Down, participarán en dos categorías: Trisomía Regular y Mosaicismo, en intensa actividad durante un horario de 8:00 a 14:00 horas, el martes 6, miércoles 7 y jueves 8 de agosto. La Delegación Mexicana se conforma por un total de 84 atletas, de los cuales cinco de ellos son deportistas michoacanos. ¿Qué es el síndrome de down? El ser humano en su conformación esta constituido por 46 cromosomas, 23 que aporta el hombre y 23 que aporta la mujer. En el caso de las personas que tienen este padecimiento tienen 47, 1 más. Aún no se conoce si es el padre o la madre quien lo aporta. Alteración cromosómica, de cuya existencia tenemos constancia desde 1.500 años A.C. (Rogers y Coleman, 1994). Ha ocurrido que, por un error de la naturaleza, el óvulo femenino o el espermatozoide masculino aporta 24 cromosomas en lugar de 23 que, unidos a los 23 de la otra célula germinal, suman 47. Y ese cromosoma de más (extra) pertenece a la pareja nº 21 de los cromosomas. De esta manera, el padre o la madre aportan 2 cromosomas 21 que, sumados al cromosoma 21 del cónyuge, resultan 3 cromosomas del par 21. Por eso, esta situación anómala se denomina trisomía 21, término que se utiliza también con frecuencia para denominar al SD. No hay dos personas iguales a pesar de que todas tienen 46 cromosomas; tampoco hay dos personas con SD iguales aunque ambas tengan 47. Su desarrollo, sus cualidades, sus problemas, su grado de discapacidad van a ser muy distintos. La segunda es que no hay ninguna relación entre la intensidad de los rasgos físicos (por ejemplo, la cara) y el grado de desarrollo de las actividades cognitivas. Por muy acusado que sea el SD en la cara, puede que no lo sea tanto en el desarrollo de su cerebro. La tercera es que el progreso en la actividad cerebral no es fruto exclusivo de los genes sino también del ambiente que hace nutrir y progresar esa actividad. John L. Down llamó al síndrome también mongolismo, conociéndose así durante mucho tiempo ya que en dicha época se creía que la raza mongol presentaba menos evolución, siendo así menos inteligentes también. Debido a este uso, Mongolia presentó una reclamación a la OMS (Organización Mundial de la Salud) reconociéndose en 1965 la improcedencia del término mongolismo y cambiándose por Síndrome de Down.