Ochoa cortó dos orejas en corrida de despedida

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Rubén Herrera / La Voz de Michoacán.
Una espectacular noche de arte y pasión vivió el Palacio del Arte de la capital michoacana en la que el diestro hidrocálido, Joselito Adame de forma contundente destapó las esencias de su finura para conquistar el triunfo, al salir en hombros tras cortar tres orejas y rabo, mientras que el torero de casa, Fernando Ochoa, en una sensible despedida de los ruedos, con entrega cortó dos orejas; el rejoneador Emiliano Gamero, emocionó y logró una oreja.
Fue una corrida llena de emotividad ante más de media plaza y en la que el público atestiguó y disfrutó, gracias también al buen encierro que presentó la ganadería de La Concepción con casta, bravura y buena lámina.

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Otro ingrediente extra fue el buen agarrón de forcados, entre mazatlecos y queretanos y que al final de cuentas fueron los aquéllos, quienes prendieron al público con la pega del forcado de cara René Tirado, quien solo en la cara del toro, en el segundo intento, aguantó la fuerte embestida, en sensacional pega que la afición le reconoció con gran ovación.

Gamero, con calidad
El rejoneador capitalino Emiliano Gamero en su presentación en el Palacio del Arte, demostró calidad y grandes hechuras al conectarse de buena forma el binomio de caballo-jinete que el público le reconoció.

En su primer lote de nombre “Beato”, de 420 kilos, saltó hasta el callejón y alcanzó a pegarle fuerte arropón, sin consecuencias, a un reportero gráfico, para el puro susto y la anécdota en la corrida del adiós de Ochoa.

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Gamero, colocó en buen sitio tres rejones de castigo, además un buen par de banderrillas cortas que le fueron bien aplaudidas. Sin embargo, dejó ir los trofeos al realizar una estocada trasera que terminó con vuelta al ruedo.

En su segundo astado, “Peregrino”, de 429 kilos, se entregó al máximo, lució al torear a la grupa y pegar un par de rejones de castigo, en una faena que vino de menos a más ya que emocionó con dos pares de banderillas, gracias a la gran conexión con su cabalgadura.

Mató al segundo viaje, trasera y tendida, para que el juez le concediera una oreja para dar la vuelta al ruedo con el forcado mazatleco René Tirado, quien realizó un gran pega al soportar con valentía la fuerte embestida.

Ochoa, emotivo adiós
La emotividad de la noche, fue para el diestro Fernando Ochoa, quien tras 22 años como matador de toros, se cortará la coleta el próximo sábado en Juriquilla y por ende fue su adiós de Morelia.

El moreliano, con su primer lote, “Siempre Fiel”, de 425 kilos, estuvo alegre y voluntarioso.

“El Fero”, tuvo que esforzarse al máximo ante el complicado enémigo que le dio un levantón sin consecuencias, para realizar con la muleta una buena tanda de molinetes y otra tanda de derechazos bien puestos, que le público le reconoció. Se le escaparon los trofeos al ponerse pesado con el acero para retirarse en silencio.

Con el sexto de la noche, de nombre “Viajero”, de 472 kilogramos, tuvo momentos de arte, al recibirlo con buena tanda de verónicas. Sin embargo el toro decayó, debido al exceso en el tercio de varas.

“El Fero” con voluntad y el corazón por delante, sacó lo mejor y logró pegarle buena tanda de derechazos y naturales profundos, para rematar con una gran estocada en buen sitio, ante el unísono: “torero, torero, torero”, para recibir dos orejas.

Adame, torerísimo
Joselito Adame, fue excelso, siempre decidido a llevarse el triunfo, mostró su calidad y arte en dos faenas que el público disfrutó y se le entregó al máximo.

Con su primero, “Amigo”, de 434 kilos de peso, levantó a la afición, al tocarle un toro díficil, pero logró torear por la derecha en varias tandas.

Su enémigo tenía calidad y clase, por lo que Joselito culminó su faena con recursos y variedad que finalizó con gran estocada para cortar una oreja.

Y en el sexto de la noche, el hidrocálido, realizó una faena completa que cautivó a la afición. “Santo”, de 420 kilos, se prestó para realizar con el percal tanda de lopecinas vistosas.

Con la muleta, estructuró una faena completa de arte, con derechazos bien puestos y largos redondos que levantaron a la afición, remató la faena con otro certero estoconazo para conquistar dos orejas y rabo.