Tanto Enrique Meza como Ricardo Ferretti apostaron por la inteligencia de sus jugadores en lugar de buscar airadamente el triunfo. El primer tiempo fue muy equilibrado en la media cancha con pocas oportunidades cerca de las áreas y prácticamente sin peligro para los porteros. Aun así encontró el Pachuca en la velocidad de su banda derecha el arma más peligrosa ante la lentitud de Jorge Torres Nilo. Para los 45 minutos complementarios poco parecía cambiar en el trámite del juego, aun y con los cambios de ambos estrategas que buscaban proponer. Fue en una jugada por la derecha, pero de los Tigres, en donde se rompió el cero. Apenas regresando del descanso los felinos encontraron un espacio por la banda para mandar una diagonal letal en donde apareció Joffre Guerrón para empujar solamente el 0-1. En la repetición parecía que había sido Rodrigo Salinas, defensa del Pachuca, que mentía el balón en su propia portería. Parecía que Pachuca estaba obligado a buscar al menos el empate en su propio estadio para poder llegar con una buena oportunidad de avanzar a la vuelta, sin embargo el sentido de urgencia nunca apareció en la cancha. En el tiempo agregado Pachuca encontró el empate de la misma manera que se habían ido abajo, con un autogol. Rodrigo Salinas recibió el balón por la derecha del área grande y mandó un centro que se estrelló en la rodilla de Hugo Ayala que le dio dirección de gol a su propia portería.