Ciudad de México. Hidrodinámicos, que ofrecen flotabilidad, una compresión muscular inteligente y un rendimiento de centésimas de segundo, son los trajes de baño que llevan a los nadadores más prestigiosos a triunfar y establecer récords mundiales. Los trajes de baño inteligentes en las competencias de natación, son la prenda que plasma la evolución tecnológica de la humanidad, la victoria resumida en el podio de más de 100 años de investigación. Es la innovación de aquellos trajes de baño de blusa y faldas largas, incluso con pantaloncillos por debajo, para damas, y playera, pantalón y hasta calcetines para hombres, en aquellos cimientos de la natación, en el siglo XVIII. Las pruebas de natación son parte del programa desde los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas 1896 y la lucha por el triunfo desató la carrera por la velocidad en el agua. El gran impacto se dio en 1900 cuando la australiana Annette Kellerman lució un traje ceñido al cuerpo de una sola pieza, del cuello hasta los pies, con los brazos descubiertos y de ahí al estupor con su bañador también de una pieza con tirantes en los hombros y más arriba de la rodilla, lo cual revelaba sus muslos, por lo que fue arrestada por indecente en 1907 en Revere Beach, Boston, Estados Unidos de América. Quien también fue actriz es la pionera de la comercialización de marca registrada en la natación, con la puesta en venta de su bañador “Annette Kellermanns”, convirtiéndose en una gran empresaria. En la línea de los hombres, se pasó al calzoncillo corto con playera manga larga o corta, luego a la playera de tirantes y después se la quitaron para disminuir peso y lograr velocidad. La empresa australiana MacRae, que fabricaba calzoncillos para el ejército de su país, presentó en 1928 el primer traje de baño para competir en natación, una prenda de una sola pieza con tirantes en los hombros que cubría todo el frente hasta apenas debajo de la pelvis y de los glúteos. De ahí, nació la marca Speedo que evolucionó técnicamente la fabricación de los trajes de baño, a lo cual se sumó Adidas, después nació Arena y otras marcas que se trenzaron en una innovación y diseños para llevar a sus nadadores a lo más alto del podio en Campeonatos Mundiales y en Juegos Olímpicos y al mejoramiento de récords mundiales. En la mente está nítida la imagen del australiano Ian Thorpe, quien en los Juegos Olímpicos Sydney 2000 utilizó un bañador de una sola pieza desde los hombros hasta los tobillos y las muñecas de sus brazos. Fue el JetConcept compuesto de material de goma, compresión y una cremallera de alta tecnología a la espalda, el cual lució desde 1997 en los Juegos Olímpicos de Sydney y Atenas 2004, en los que ganó una suma de cinco medallas de oro, tres de plata y una de bronce. Durante el Campeonato Mundial de Natación Fukuoka 2001, maravilló con seis preseas doradas, además tras dos en Perth 1998 y tres en Barcelona 2003, donde obtuvo un segundo lugar y un tercero. Incluso, analistas llegaron a mencionar el “doping tecnológico” por la fabricación de bañadores de poliuretano, un compuesto de miles de pequeñas células cerradas con aire, de baja densidad, de mayor flotabilidad, ligereza y una ventaja de 54 centésimas de segundo en comparación a otros compuestos. El estadounidense Michael Phelps también se benefició del bañador de poliuretano completo, aunque los brazos quedaron descubiertos hasta los hombros y ganó ocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos Beijing 2008. Quien es el más grande nadador en toda la historia de los Juegos Olímpicos, con un total de 23 medallas de oro, tres de plata y una de bronce, para una suma de 27, en Río 2016 se presentó con un bañador de su propia marca MP. La Federación Internacional de Natación (FINA) prohibió los trajes de baño compuestos de poliuretano a partir del primer día de 2010, mismo que tuvo vigencia entre 2008 y 2009. Durante su permanencia, se registraron 255 récords mundiales, 43 de ellos en el Campeonato Mundial de Natación Roma 2009 y Phelps batió siete récords universales en Beijing. De los trajes aprobados por la FINA, está el Powerskin Carbon-Flex Predator. “Las resistentes fibras y el tejido elástico ofrecen una compresión óptima en las zonas que realizan el esfuerzo. Las costuras soldadas y los refuerzos estratégicos almacenan energía potencial que al liberarse maximiza la eficacia, fuerza y velocidad”, dice el proveedor. El Fastskin LZR Racer X establece que “una combinación de dos telas únicas proporciona mayor compresión muscular. Los paneles estabilizadores centrales dan una mayor hidrodinámica y una mejor posición en el agua durante la competencia”.