El Universal/ La Voz de Michoacán Ciudad de México. El pasado miércoles, 25 de septiembre, venció el plazo para que las empresas financieras tecnológicas que quieran operar bajo la llamada ley fintech cumplan con su registro ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). La expectativa es alta, ya que México entrará a un selecto grupo de países que regularán actividades como el crowdfunding o financiamiento colectivo, monederos digitales, al tiempo que restringe el uso de criptomonedas al público en general. La ley para regular las Instituciones de Tecnología Financiera, mejor conocida como ley fintech busca proteger a los usuarios de estas empresas que, al igual que la tendencia mundial, han tenido un fuerte crecimiento en México, en un movimiento disruptivo que ha transformado a los servicios financieros tradicionales y que compite cara a cara con los bancos y otras entidades financieras. De acuerdo con la consultora KPMG, el sector fintech ha tenido un crecimiento exponencial en México en los años recientes, con ingresos anuales por 174 mil millones de dólares, y al mismo tiempo ha promovido un crecimiento de 200% de la banca digital. En todo el mundo la inversión generada en este sector se había elevado a 111 mil 800 millones de dólares hasta el cierre de 2018, en el que el continente americano alcanzó el mayor monto, equivalente a 54 mil 500 millones de dólares, de capital proveniente principalmente de Estados Unidos. En opinión de Finnovista, una firma especializada del sector, México es el primer lugar en número de empresas fintech en América Latina, con 394 firmas que operan varios servicios del sector financiero. La amenaza digital En términos simples el concepto fintech se aplica para aquellos servicios financieros que basan su operación en plataformas o productos digitales. En México han ganado mercado poco a poco y han aparecido empresas que otorgan préstamos desde Internet o del teléfono móvil en cuestión de segundos, así como otros modelos financieros para realizar pagos, tarjetas de crédito, transferencias a través de redes sociales, por mencionar los más populares. Al igual que otras industrias, el sector financiero tradicional no se escapa de la transformación que la tecnología ha provocado desde hace algunos años en su operación cotidiana. Los más pesimistas hablan de que el cambio es tan fuerte que provocará el cierre de instituciones tradicionales. Para otros, llevará a los servicios financieros a una mezcla de servicios digitales con bancos enfocados en atender de manera personalizada a sus clientes y tratar de mejorar sus servicios. Para el usuario se trata de una ley que lo protege de posibles fraudes y que cuida el manejo de su dinero con exigencias que, en algunos casos, se equiparan a la regulación que se aplica a los bancos. Como requisitos de entrada, las empresas interesadas deben presentar a la CNBV, entre otros aspectos, detalles sobre sus accionistas, capital mínimo requerido, así como constituirse legalmente como sociedades anónimas, con fuertes controles internos de administración de riesgos, prevención de lavado de dinero y seguridad de información de los usuarios. La ley fintech vigilará tres operaciones fintech, entre las cuales destaca el crowdfunding o financiamiento colectivo. Aquí se trata de firmas que contactan a varios inversionistas para financiar proyectos y obtener un rendimiento a cambio. Con la regulación las empresas que se registren bajo esta figura deberán revisar documentación del usuario potencial antes de otorgarle un préstamo, como su Buró de Crédito y aplicar una metodología de evaluación de riesgos. Otro modelo fintech que estará supervisado es el de los wallets o monederos electrónicos, los cuales permiten realizar pagos de forma digital y son muy utilizados en el comercio electrónico. Aquí se vigilará que las operaciones se realicen en moneda nacional y en algunos casos podría permitirse el uso de monedas digitales que cuenten con la autorización del Banco de México. Finalmente, la ley fintech cierra el uso habitual a las monedas digitales y solamente autorizará algunas operaciones, según lo establezca el Banco de México (Banxico) a ciertas instituciones. En este caso la autoridad ha sido tajante al señalar que no se trata de dinero de curso legal y se trata de recursos altamente volátiles que no cuentan con ningún respaldo legítimo en caso de pérdida de valor. Pocas, bien reguladas La ley fintech creó la expectativa de que muchas empresas se formarían ante la CNBV para obtener su licencia; sin embargo, debido a los estrictos requisitos y costos de operación, se estima que serán muy pocas las que se apeguen a la ley y busquen otros modelos de negocio para seguir operando en el territorio nacional y, en otros casos, optarán por cerrar o fusionarse con otras de mayor tamaño. Consultado recientemente sobre el tema por EL UNIVERSAL, el presidente de la CNBV, Adalberto Palma, mencionó que quedarán a consideración de las empresas los beneficios de operar bajo la ley o mantener su operación sin los beneficios de ser una firma regulada. Si no necesita la ley para hacer su negocio y lo hacen bien, no está cerrado. No es que se fracasó. La ley no se generó para que pasaran cosas, sino [para que] lo que ya existe sucediera ordenadamente", dijo. El regulador del sector financiero mexicano aseveró que no se puede llegar a la conclusión de que la ley fintech no funcionará o inhibirá el emprendimiento y modelos de negocio novedosos. Yo no sé cómo se ha llegado a la conclusión de que la ley fintech no funcionó. Funciona para el que la quiere utilizar. Hay cosas que son mejorables, pero a mí me sorprende la gente que me ha venido a ver por el tema de fintech. La creatividad, la emotividad, las ganas de contribuir. Me he reunido con muchísimos. Ninguno me ha dicho: 'Yo no lo voy a hacer por la ley'. Vienen, preguntan, se registran y ahí vamos", comentó. La CNBV ha sido muy clara en el caso de las empresas que no se registren conforme a los plazos que marca la ley, pues podrían ser sujetos a sanciones administrativas y penales, además de que se podría ordenar el cierre de sus operaciones. Diferencias principales entre ambas alternativas La llegada de las empresas fintech representa uno de los principales retos para el sector bancario tradicional. Si bien la mayoría de las instituciones coincide en que los bancos no desaparecerán y se adaptarán a las necesidades de los clientes, este tipo de industria ofrece opciones que puede competir con los bancos e incluso robarles mercado. Conocimiento del cliente A partir del uso de economía del comportamiento y redes sociales, las tecnológicas pueden tomar ventaja de los bancos al ofrecer productos a la medida de los clientes a través de canales digitales. Rapidez Los bancos suelen tardar en responder solicitudes de crédito que pueden ser vitales para una empresa o una persona física. Al tener esquemas con mayor uso de tecnología, una fintech puede responder en cuestión de minutos si aprueba o no una solicitud de financiamiento. Menores costos Al no depender de sucursales y otro tipo de infraestructura tradicional, una empresa de este tipo puede ofrecer productos financieros con costos más accesibles a los de la banca tradicional. Un ejemplo claro son las tarjetas de crédito sin cobro de comisiones o transferencias bancarias. De igual forma, tienen margen para ofrecer tasas de interés más competitivas. Acceso Disponibles las 24 horas del día, sin tener que acudir a sucursales, las empresas fintech han aprendido que los clientes actuales de los bancos requieren de respuestas inmediatas sin ningún tipo de fricción, al ofrecer productos similares al uso de redes sociales. Tecnología Blockchain, transferencias a través de criptomonedas, son algunas de las operaciones que ofrecen las fintech a los usuarios, las cuales significan menores costos comparadas con la banca tradicional.