Agencias / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Sin duda una de las celebraciones con más arraigo a nivel nacional y famosa a nivel internacional. La UNESCO declaró a esta festividad como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad1. Con ella se busca rendir culto a los antepasados, pues se cree que el primero y dos de noviembre, las almas de los fallecidos regresan para convivir con los vivos. Uno de los pilares de la tradición es recordar, pero también lo es la unión; a continuación te damos algunos consejos financieros para que el aspecto económico no sea un dolor de cabeza o motivante de una ruptura con tu pareja, y por el contrario, sea un área de trabajo en equipo y oportunidad de bienestar hasta que la muerte los separe. ¿Cuántas veces el dinero o la administración del mismo ha sido motivo de discusión, falta de comunicación o en algunos casos hasta la ruptura de una relación? Todo parte del presupuesto Lo primero que debes hacer con tu pareja, especialmente si ya viven juntos, es realizar un presupuesto que les permita visualizar un panorama general de su situación económica. ¿Con cuánto contamos? En esta parte va implícita la buena comunicación, es decir, que ambos sepan cuál es la situación económica de cada uno (ingresos, gastos y ahorros). Con lo anterior será más fácil que realicen la parte del presupuesto en pareja: anotar todos los ingresos mensuales que ambos tengan: sueldos, entradas por ventas, vales, incentivos, comisiones, en fin, lo que reciban cada mes. ¿En qué gasta cada uno? Generalmente, cuando ya vives con tu pareja, hay gastos compartidos como la renta, servicios y alimentación; sin embargo, hay otros que son personales como la ropa, transporte, hobbies, actividades de entretenimiento, salidas, etc. Es importante que ubiquen qué tan “gastalón” o “gastalona” es tu pareja para evitar que en un futuro, alguno de los dos desequilibre las finanzas. ¿Cuánto vamos a ahorrar? Algo que se debe volver hábito en sus vidas es el ahorro. No se trata de ahorrar lo que sobre al mes o a la quincena, sino fijar una cantidad periódica que puedan cumplir. Lo ideal es que los dos conozcan esa cantidad y la dividan como mejor les acomode, el punto es adquirir el compromiso. Verán que a la larga les traerá beneficios, ya que no sólo les podrá funcionar para alguna compra que quieran hacer a futuro, sino que tendrán un fondo de emergencias en caso de cualquier imprevisto. Afinar las responsabilidades de gastos Una vez que hicieron un presupuesto que les dé un panorama de sus finanzas en pareja, es momento de delegar responsabilidades de gastos. No siempre tiene que ser “a michas” Es común que cuando se consume algo en grupo o con un amigo, los gastos se repartan. En tu relación no necesariamente tiene que ser así, ya que posiblemente no ganen lo mismo y tampoco gasten individualmente de la misma manera. La recomendación es que valoren sus gastos en pareja y deleguen responsabilidades. Por ejemplo, quizá el que tiene más ingresos puede dedicarse a pagar la renta y alimentación, mientras que la otra persona se puede enfocar en los servicios del hogar. No se dejen sorprender por la catrina Para que tu pareja, y en general tu familia, esté protegida, es importante que uno de los dos cuente con un seguro de vida. Éste los ampara en caso de que el titular del seguro fallezca, aunque también protege en caso de que sufra invalidez total y permanente. Otras coberturas que ofrece este seguro son pérdidas orgánicas, enfermedades graves y gastos funerarios, los cuales puedes contratar como cláusulas adicionales (contratadas por separado) o venir dentro de su cobertura básica. Atento a los beneficiarios Cuando contratas un seguro de vida, debes poner especial atención al designar tus beneficiarios, pues serán ellos quienes recibirán la indemnización en caso de ocurrir un evento inesperado. Al hacerlo sé lo más claro posible, estableciendo el porcentaje de la suma asegurada que le corresponda a cada uno de ellos. Crédito en pareja Una de las herramientas que podrán utilizar como pareja, es la tarjeta de crédito. La mayoría de los bancos te ofrecen esta opción que se conoce como tarjeta adicional. Si ya cuentas con una tarjeta de crédito, lo único que tienes que hacer es solicitarla directamente con la institución financiera en la que te encuentras, quienes deben enviarla a tu domicilio. Debido a que la tarjeta adicional es compartir tu línea de crédito con otra persona, algunas instituciones cobran una comisión por este servicio: