Arturo Molina / La Voz de Michoacán A casi tres semanas de que iniciaron las medidas de contingencia sanitaria en Michoacán por el COVID-19, en Morelia el Centro histórico poco a poco se va apagando y perdiendo ese bullicio tan característico que ha tenido en las últimas décadas. Para este fin de semana más de la mitad de los comercios cerraron sus puertas de manera temporal, según dicen los mismos locatarios. Las cortinas abajo ya son la constante en el primer cuadro, pero no sólo los negocios han suspendido labores: escuelas, oficinas públicas, artistas callejeros, mariachis y hasta restaurantes se han tenido que ir sumando, voluntariamente o por las mismas condiciones, a una jornada que recomienda no salir de casa para evitar contagios. Foto, Jaime Lagunas. Los avisos de cierre temporal están prácticamente en cada uno de los edificios y locales. En muchos de los casos se aprecia que seguirán trabajando desde casa sin exponer a trabajadores, entregando algunos pedidos y garantizando el salario cada uno de los empleados contratados. En algunos otros, los menos, sólo se bajó la cortina sin mayor explicación. Ya todos sabemos la causa. Otras actividades del Centro también han desaparecido con el paso de los días. Los recorridos turísticos y de leyendas, los paseos en bicicletas y hasta las típicas manifestaciones y plantones diarios casi han desaparecido con el avance del COVID-19 en nuestro estado. Algunos normalistas y un grupo de mariachis rompieron la regla, pero en general no hay siquiera ánimo de protestar en una ciudad con 16 casos confirmados de contagio, la mayor tasa de la entidad. La Voz de Michoacán recorrió las calles más importantes del primer cuadro, en dónde constató la actividad a la baja, junto con una movilidad que se ha reducido con los días. Calles mucho más vacías de lo normal, transporte público semivacío y pocos negocios en operación es el escenario en el corazón de Morelia. Foto, Jaime Lagunas. Alfonso Guerrero Guadarrama, líder de Comerciantes y Vecinos del Centro Histórico de Morelia (Covechi) advirtió que los comerciantes se han apegado a los llamados de la Federación. “En su mayoría, los pequeños negocios han optado por cerrar sus puertas para proteger al personal”. No obstante, las pérdidas económicas, anticipa, que son de millones de pesos por día. Zapaterías, tiendas de ropa, restaurantes, cafés, bares, manualidades, tecnología artesanías y hasta locales de dulces tradicionales han cerrado sus puertas. La Plata de la Tecnología, con sus cientos de locales, también cerró cómo parte de las medidas de sanidad implementadas por la autoridad municipal y estatal. A pesar de ello, la clientela parece no haberse ido del todo. Compradores se siguen acercando a las puertas de ella negocios para preguntar sobre la apertura de los mismos. La respuesta es casi siempre la misma: hasta nuevo aviso. No todos piensan suspender labores. Las condiciones económicas actuales no permiten que todos los comercios cierren sus puertas y paguen un mes de salario a sus trabajadores sin incentivos fiscales o apoyos que lo permitan. Si bien un mal mes puede orillar a la quiebra a una pequeña empresa, un mes perdido les sería fatal para cientos de locales comerciales. Con rentas que superan los 50 mil pesos, gastos de nóminas, impuestos, insumos y otras cadenas de gastos, la pandemia puede representar una loza para empresas familiares que apuestan a seguir activas. Sobre todo, comercios de alimentos, electrónica, materias primas y algunos artesanos son los que retan a la invitación federal de guardarse en casa. “No podemos cerrar, las ventas están muy bajas, pero tenemos que resistir trabajando”, señalan los comerciantes a esta casa editorial. Diariamente 3 mil 250 comercios formales brindan un lugar de trabajo a más de 10 mil personas en el Centro Histórico, generando una derrama económica superior a los 11 millones de pesos por los más de 50 mil visitantes, turistas y ciudadanos que acuden al primer cuadro a pasear y a consumir. No obstante, hay quienes no entienden. En la imagen, Tianguis del Auditorio.Foto, Jaime Lagunas. Si bien los grandes comercios, hoteles y tiendas departamentales han sobrevivido con el paso de los años a los embates económicos y las pérdidas por contingencias de cualquier tipo sobre todo los cuasi eternos bloqueos, son los pequeños comercios, de origen familiar los que están más en riesgo en la actual contingencia. Es común caminar por la avenida Madero y toparse con locales que alguna vez se visitó, para ahora estar en el olvido y adornados con un enorme letrero con la leyenda “se renta”. La contingencia amaga con multiplicar este problema. Cabe destacar que se plantea la reactivación económica de los negocios hasta el próximo 30 de abril. No obstante, lo anterior está completamente sujeto a los avances de las condiciones epidemiológicas tanto de Morelia, Michoacán, México y de todo el mundo. En el estado sigue habiendo 25 contagios, pero el temor crece día con día antes el avance de un enemigo que parece tan inevitable que las autoridades no planean cómo evitarlo, sino cómo pudiera afectar, aunque al menos en el plano económico las dudas son más que las certezas. El Centro Histórico es prueba de ello.