Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Las actividades del campo han sido y seguirán siendo fundamentales para acelerar el desarrollo económico de Michoacán. Al cierre de 2023 los balances presentarán que el valor del sector rural en el estado alcanzará los 94 mil 595 millones de pesos, un crecimiento del 3.2 por ciento con respecto al año anterior y representando el 13.9 por ciento del Producto Interno Bruto Estatal (PIBE). Y es que el motor de la economía de la entidad es el sector primario, en particular la agroindustria. “En poco más de 4 décadas, el sector rural michoacano es el que ha experimentado un mayor dinamismo en el crecimiento de los sectores fundamentales”, valoró Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), quien ofreció un panorama sobre lo relevante que es esta actividad y la necesidad de continuar prestándole atención como importante engranaje de desarrollo y sustentabilidad. Expuso que entre 1980 y 2022 la economía de Michoacán registró una tasa de crecimiento promedio anual de 2.2%; el sector servicios consignó un aumento promedio de 2.4% por año, en tanto que el sector industrial reportó un incremento de 1.3%. Por su parte, el sector rural alcanzó un crecimiento promedio anual de 3.0% en este periodo, notablemente superior al resto. Por ello, ponderó que hace falta no desatender el campo michoacano en medio de las nuevas tendencias. “La discusión económica reciente ha estado centrada en poner todos los atributos productivos, educativos, laborales, de localización, disponibilidad de infraestructura, entornos propicios empresariales, incentivos fiscales y seguridad pública estatal, entre otros, con el objetivo de competir para atraer inversiones mediante el esquema nearshoring o de relocalización empresarial”, recordó. Sin embargo, “en esta narrativa económica se ha perdido de vista lo relevante que siguen siendo para algunos estados las actividades productivas del campo”, valoró. No únicamente son relevantes para asegurar la tan ansiada soberanía alimentaria del país, sino “sobre todo para convertir al campo en un sector estratégico de desarrollo local y un acelerador de divisas mediante las exportaciones de productos primarios”. En el caso de Michoacán queda claro: sus dos productos más exitosos y mejor cotizados en el mercado internacional son aguacate y berries. Jalisco y Michoacán se han convertido en estados clave para la agroindustria nacional y ambos concentran la mayor participación de las actividades primarias en el PIB rural del país: en 2022 Jalisco contribuyó con el 12.8% y Michoacán puso el 10.6%; en conjunto ambas entidades participaron en el PIB primario nacional en 23.4%. En el caso michoacano, “visto a largo plazo, las actividades primarias han conformado un sector económico que ha demostrado más consistencia en su desempeño y mayor participación en el valor del PIBE”, reconoció Gil Corona. El también profesor-investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) detalló que, tomando en cuenta las cifras del INEGI, se puede ver que la participación de las actividades primarias gradualmente ha venido mejorando en la economía primaria del país. En 1980 su contribución a la economía nacional era de 10.0%, en 1990 de 10.7%, en 2000 disminuye ligeramente a 10.2%, en 2010 pasa a 10.1%, en 2020 sube a 13.9% y en 2022 su participación fue de 13.8%. En este incremento, insistió, Michoacán ha sido pieza clave, aportando cada año más hectáreas, productos y hasta valor al campo. “En el periodo reciente el sector primario de Michoacán muestra señales de fortaleza económica. De 2019 a 2021 las actividades rurales experimentaron un crecimiento promedio anual de 1.7%, superior al ritmo observado del PIB estatal de 0.9%”, explicó el académico nicolaita. No obstante, hace falta mantener en la brújula al campo michoacano. “En el tramo más reciente, entre 2022 y 2023, las actividades rurales reportaron un crecimiento promedio anual de 1.8%, por debajo del PIB estatal cuya tasa fue de 3.0%”. “Creemos que es el mejor momento para poner todo el acento en las actividades primarias y alinear programas, proyectos, inversiones y una política pública que articule los esfuerzos de los productores y la participación de los gobiernos federal, estatal y municipales”, concluyó Gil Corona.