EFE / La Voz de Michoacán La aerolínea estatal sudafricana South African Airways (SAA), insolvente desde hace años y operativa solo gracias a los rescates millonarios del Gobierno, anunció hoy la suspensión de todas sus operaciones al no haber obtenido los fondos comprometidos por el Ejecutivo para su plan de reestructuración. La decisión, que tiene "efectos inmediatos", fue anunciada este martes por los administradores de la aerolínea en un comunicado. Mientras se aclara esta nueva tormenta financiera en la compañía aérea, todos los activos de SAA quedarán bajo "cuidado y mantenimiento" para evitar su deterioro. Al mismo tiempo, continuarán las negociaciones para buscar los fondos que la aerolínea necesita para sobrevivir. La suspensión de las operaciones de SAA se produce en la antesala de la reapertura de las fronteras de Sudáfrica, prevista para este 1 de octubre, tras algo más de seis meses cerradas por culpa de la emergencia sanitaria desatada por la COVID-19. El Ejecutivo, que se había comprometido en julio pasado en una carta a los acreedores a buscar la financiación necesaria para proceder con el plan de reestructuración diseñado para evitar la quiebra de la aerolínea, todavía no se ha pronunciado. La hoja de ruta para rescatar SAA contemplaba que se necesitan unos 10.100 millones de rands (unos 509 millones de euros o 600 millones de dólares) a fin de estabilizar las cuentas. Los gastos previstos incluyen, por ejemplo, indemnizaciones por despido para unos 2.700 de los 10.000 trabajadores que tiene la compañía. SAA no obtiene beneficios desde 2011 y lleva en la cuerda floja desde hace años, sobreviviendo a base de inyecciones de dinero público. A comienzos de 2020, su destino era más incierto que nunca, ya que en febrero pasado el Gobierno debía inyectar unos 138 millones de dólares (121 millones de euros) para que siguiera operando con normalidad y no llegaron, lo que obligó a SAA a cancelar docenas de vuelos. El equipo económico del presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, estaba entonces buscando vías de financiación alternativas para no perjudicar más las delicadas finanzas estatales. El estallido de la crisis de la COVID-19 y el cierre del espacio aéreo sudafricano a finales de marzo añadió aún más incertidumbre al futuro de la aerolínea estatal, mientras se trataba de acordar un plan de reestructuración entre todas las partes implicadas (incluidos acreedores y trabajadores de la compañía). Ese plan se concretó finalmente en julio pasado, pero el revés de hoy pone de nuevo en jaque la supervivencia de SAA, una aerolínea que tiene casi 90 años de historia y es una de las más importantes de África. En su época de mayor esplendor, fue la primera aerolínea de África en ingresar a una de las tres grandes alianzas aéreas mundiales (Star Alliance, 2006). Y en el pasado marcó hitos como el vuelo sin paradas más largo jamás realizado hasta marzo de 1976 (17 horas entre la ciudad sudafricana de Ciudad del Cabo y la estadounidense de Seattle). Pese a su larga trayectoria e importancia en la interconexión del África austral, en el país hay muchas dudas sobre la conveniencia de seguir sosteniendo la aerolínea. El debate es aún más delicado a la luz de la debacle económica generado este año por la pandemia -Sudáfrica prevé su peor crisis en casi un siglo- y los graves problemas que implica para el país el deplorable estado de las empresas públicas en general, lastradas por años de corrupción y mala gestión.