Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán.- Artesanas michoacanas han buscado la adaptación constante en tiempos de pandemia. La venta de sus productos ha caído en alrededor del 90 por ciento por la nula actividad turística en el estado a consecuencia de la COVID-19. El último dato que se tiene, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es que en 2019 las actividades vinculadas a las artesanías participaron en apenas el 0.4 porciento del PIB de Michoacán, porcentaje que seguramente se desplomó el año pasado. En el marco del Día del Artesano, artífices de la entidad cuentan sus historias a La Voz de Michoacán; Cristina Barragán Barriga, artesana de bordado de tradiciones en la comunidad de Santa Cruz, municipio de Tzintzuntzan, compartió en entrevista a esta casa editorial que “las costumbres y las tradiciones son parte de todo el trabajo artesanal que se realiza en las comunidades del estado; en nuestro caso, las contamos por medio de historias bordadas”; sobre la tela plasman su trabajo en la tierra, la pesca en el lago, y celebraciones como Noche de Muertos, y danzas, como la de Los Viejitos, entre otras. Actualmente la comunidad cuenta con la marca colectiva, Bordado de Santa Cruz Tzintzuntzan, Región de Origen; por lo que la artesana considera que todo el esfuerzo y dedicación que le han dado su trabajo desde hace ya casi 40 años ha permitido que su artesanía sea reconocida incluso a nivel nacional e internacional, y se dice estar orgullosa de ello. Sin embargo, desde que comenzó la pandemia de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), el sector artesanal y no sólo el de Santa Cruz, se ha visto afectado económicamente, y es que tras las restricciones que se han impuesto para controlar la pandemia, como es la casi nula actividad turística incluyendo las muestras artesanales e incluso, el 2021 será el segundo año consecutivo en el que no se realizará el tradicional Tianguis de Domingo de Ramos. “Hace un año pesamos que esto sólo iba a durar un par de meses, pero la realidad no es así, en nuestras comunidades está muy alto el contagio”, apuntó. En este sentido, dijo que está trabajando en la producción de cubrebocas artesanales, al que está trasladando el bordado de tradiciones y dejando de lado la producción de blusas, rebozos, manteles, colchas, vestidos y accesorios como monederos. Foto: Cortesía. Alfarería, noqueada por la contingencia sanitaria Por su parte, María GuadalupePérez Domínguez, alfarera en Santa Fe de la Laguna, municipio de Quiroga, compartió que desde que comenzó la pandemia las ventas se le vinieron abajo al grado de no vender nada. Actualmente, la artesana ha tenido que optar por otra fuente de ingresos, que es la comida para llevar, aunque solamente lo hace los domingos. “Yo amo mi trabajo, siempre me ha gustado ser alfarera; desde que era niña, me juntaba con mi abuela y ahí fue cuando comencé a hacer mis juguetitos”, declaró María Guadalupe, quien destacó que sus padres no se dedicaban a las artesanías: su papá carnicero y su mamá vendía comida, incluso en una etapa vivió en Guadalajara. Pero a su regreso, a los 18 años, es cuando comienza a dedicarse más de lleno a la alfarería; un año después, se casó con su esposo, con familia alfarera. Actualmente y desde hace tres años, ella dirige un grupo de mujeres artesanas en la comunidad de Santa Fe de la Laguna y considera que aún falta mucho camino por recorrer de manera organizada.