Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La economía michoacana tendrá un crecimiento por el orden del 2.2 por ciento en 2021, una cifra que, aun siendo positiva, pudiera ser insuficiente para paliar de forma importante la crisis que enfrenta el estado, sobre todo porque se calcula que al terminar el presente año el Producto Interno Bruto Estatal (PIBE) decrecerá 8 por ciento y no existen medidas federales destinadas específicamente a contener el retroceso financiero. Esta problemática se traspola también a un gasto público recortado para Michoacán, que podría derivar en la necesidad de las autoridades locales de buscar recursos más allá de las participaciones federales y el paquete presupuestal estatal, entre los que se destacan la utilización de los remanentes del crédito por más de 4 mil millones de pesos aprobado a principios de 2020, así como la posibilidad de ejecutar un programa de reemplacamiento para hacer llegar dinero a las arcas estatales. Así lo señala Heliodoro Gil Corona, investigador y académico de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y coordinador de Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), quien califica como complejo el panorama, pues se venía ya de una tendencia negativa, y desde la Federación no se han hecho planeaciones presupuestales para ‘darle la vuelta a la tortilla’. Resalta que la economía estatal ha presentado crecimientos marginales en los últimos años, pero con una tendencia a la baja de 2016 a la fecha, “hasta cerrar en 2020 con una recesión profunda”. En el recuento de los últimos cinco años, el PIBE tiene un magro crecimiento de apenas de 0.2 por ciento, “muy lejano de la meta establecida por la presente administración de 4 por ciento”. En 2016 se presentó la tasa más elevada de crecimiento, 4.2 por ciento, pero de ahí diferentes situaciones se han combinado y no han permitido mantener el paso al PIBE. Para 2017 el crecimiento ya había disminuido a 3.2 por ciento, en 2018 reportó 2.3 y ya el año pasado presentó una cifra negativa: -0.2 por ciento. El 2020, con la contingencia sanitaria a cuestas, cerrará con -8 por ciento, según las estimaciones. Gasto público, también en aprietos A esto se suma un presupuesto federal que recorta las participaciones federales para varias entidades, incluidas en Michoacán, y que nuevamente privilegia los proyectos que el presidente López Obrador considera importante, sin partidas importantes en materia de mitigación de las crisis sanitarias y económicas. Desgraciadamente, los ingresos propios del estado son insuficientes y sólo representan el 6 por ciento de los ingresos ordinarios del Gobierno de Michoacán, por lo que el recurso público depende en un 96 a los ingresos de origen federal, los cuales están condicionados a los resultados fiscales y la recaudación. “Esta configuración global del paquete económico, en lo que se refiere a las transferencias federales por participaciones, aportaciones y convenios decrece en 2021, y con ello habrá un mayor debilitamiento de las finanzas públicas estatales y municipales”, advierte el especialista. Refiere el investigador nicolaita que en este sentido la recesión no solo está teniendo repercusiones negativas en la demanda y oferta agregada, sino sobre todo en el ámbito de las finanzas públicas federales, “las cuales ya se empezaron a percibir desde el presente año y se presentarán de manera exacerbada para el 2021”. El pronóstico, reitera Heliodoro Gil Corona, es que para el año entrante la economía de Michoacán crecerá en 2.2 por ciento debido al debilitamiento de su mercado interno: “hay escaso empleo formal, reducida inversión pública, un endeble gasto público, así como presiones presupuestarias y financieras”. ¿Qué opciones tiene el Gobierno del Estado? Ante el complejo panorama el campo de maniobra del Gobierno de Michoacán es acotado y tiene pocas opciones de mejorar el recurso con el cual operar. Señala Heliodoro Gil que una posibilidad de cubrir parte de los pasivos presupuestarios estimados para el ejercicio 2021 puede ser la implementar un nuevo esquema de reemplacamiento vehicular, que representarían recursos adicionales al gobierno estatal por el orden de mil 500 millones de pesos. Otra opción, dice, es el uso de los remanentes del crédito autorizado por el Congreso del Estado al Ejecutivo estatal por 4 mil 090 millones de pesos, para el presente ejercicio. Este remanente se calcula en unos mil 600 millones de pesos. En cualquier caso, señala el académico nicolaita que “el perfil del paquete fiscal de Michoacán manifestará las mismas dolencias de planeación financiera que ha venido observando”, y que “el débil presupuesto de ingresos y egresos para 2021, no será factor para impulsar el crecimiento económico de Michoacán más allá de 2.2 por ciento”. Claro, siempre y cuando no se atraviese un rebrote importante de COVID-19, que sepultaría cualquier previsión positiva que se tenga, por marginal que fuese.