Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. La canasta básica no alimentaria de los michoacanos ha elevado su costo en al menos 200 pesos al mes a raíz de la pandemia por el nuevo coronavirus y la respectiva contingencia sanitaria; en algunos casos, dependiendo del número de integrantes de una familia y sus mecánicas, el gasto promedio puede elevarse hasta los 400 o 500 pesos adicionales. Cubrebocas desechables y de tela, gel antibacterial, productos desinfectantes, caretas, juegos de ropa adicional, batas, guantes, mayores cantidades de alcohol, jabón y cloro y hasta gasto extra en transporte se han convertido en parte de la ‘nueva normalidad’ de los ciudadanos en la capital michoacana y en otros puntos de la entidad, quienes han tenido que sumar a su presupuesto mensual una cantidad de dinero para poder seguir más o menos al pie de la letra las diversas recomendaciones sanitarias. A esto se suma el aumento en el precio de algunos productos, que pueden ir desde alimentos hasta higiénicos. Pollo, jitomate, huevo, variedades de chile, papel higiénico, alcohol, detergentes, desinfectantes, cremas dentales y hasta las cervezas son algunos de los bienes que han sufrido alzas en sus precios en los últimos cinco meses. Un sondeo realizado por esta casa editorial refleja que los morelianos han tenido que asumir estos productos como un gasto fijo adicional. Si bien en algunos casos confiesan que no han contabilizado exactamente el costo extra, señalan que destinan al menos 200 pesos para lo mínimo indispensable al mes. En algunos casos el recurso destinado es mayor y rebasa los 500 pesos. Esto quiere decir que cada familia habría aumentado su gasto entre 7 y hasta 15 por ciento, por lo menos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la canasta básica alimentaria en las zonas urbanas está calculada en 3 mil 195 pesos. La canasta básica exclusivamente alimentaria es de mil 615 pesos. A pesar de que la institución no ha emitido una postura al respecto, es evidente que en tiempos de contingencia los productos sanitarios básicos se han vuelto casi tan indispensables como comer o el transporte, por lo que deberían incluirse en las mismas. Aunque según el Índice Nacional de Precios al Consumidor que registra el INEGI la inflación se ha mantenido dentro de los parámetros regulares en Michoacán, las familias sí comienzan a resentir los incrementos. “Esta última semana subió de precio el kilo de pollo, hemos gastado un poco más en comida, pero lo que más ha sumado al gasto es la compra de productos de limpieza y de higiene”, comenta sobre el tema Guadalupe, una maestra moreliana sondeada sobre este tema. Oscar, médico en el IMSS, señala que en su caso su esposa y él han elevado mucho el gasto por todos los cuidados necesarios que toman, que van desde una cuidada rutina de desinfección cada que salen y entran a su hogar, así como el tema de la gasolina, pues han apostado mucho menos por transporte público y más por usar el carro propio para transportarse. “Ya no está tan caro como al principio de la pandemia, pero son productos que antes no contemplabas… o al menos no con esta frecuencia. Nunca habíamos comprado galones de desinfectante o gel antibacterial, no usábamos careta o guantes, el gasto es más elevado y como médicos no hay prevención que sea barata”, comenta. Son los centros urbanos y las poblaciones con más densidad las que quizá han resentido en mayor medida el impacto de la ‘nueva normalidad’ en su presupuesto mensual, pues el ritmo de vida acelerado, los centros de trabajo, la aglomeración cotidiana de gente y el uso más frecuente de transporte público, entre otras situaciones, abonan a que se trate de escenarios más propensos al contagio. Precios, marcas y calidades hay varias, pero el gasto es ya prácticamente ineludible. Un bote de 650 mililitros de desinfectante de nueva generación de la marca Lysol con atomizador cuesta en promedio 64 pesos; una rutina dedicada de prevención puede requerir al menos un bote de estos por cada integrante de la familia durante un mes. En el tema de los cubrebocas, los precios son varios, pero los más elaborados y de tres capas pueden encontrarse ya en 30 pesos por unidad. No obstante, la frecuencia de salidas puede ameritar prácticamente uno para cada día de la semana y las instancias de salud han recomendado no reutilizarlos más allá de un par de meses. El galón de desinfectante genérico, con 5 litros de este producto puede rondar de 150 a 200 pesos dependiendo de la marca. En ciudades como Morelia, negocios locales han empezado a producirlo y lo venden a 20 pesos por litro, aunque uno tiene que llevar sus recipientes. Comprarlo es indispensable. El gel antibacterial también tiene una movilidad de precio que asusta, pero se ha vuelto indispensable. Una botellita de uso personal puede costar entre 30 y 40 pesos. Una más grande litro o litro y medio alcanza los 90 pesos. Tiendas en línea o mayoristas venden galones de 4 litros en costos que van de los 350 a los 500 pesos. El papel higiénico, aunque no es necesariamente un producto de nuevo uso, y su precio se ha prácticamente duplicado en algunas marcas. Un paquete de 32 rollos de 300 hojas cada uno marca Cotonelle alcanza los 400 pesos, mientras que previo a la contingencia se podía adquirir el mismo lote en precios que iban de 180 a 250 pesos. Caretas a 50 pesos, guantes desechables a 20 pesos, un mayor uso de gasolina para evitar el transporte público, centenares de trapitos desechables o servilletas, todo ha abonado a aumentar el gasto mensual de las familias michoacanas. Sandra Gómez, dueña de una tiendita en zona céntrica comenta que su gasto es importante en el hogar, pues su esposo y tres hijos han tomado muy en serio la pandemia y las medidas. “La verdad no te sé decir porcentajes, pero cada mes, además de lo que ya tenemos comprado, destinamos 200 o 300 pesos extra que para el gel, el tapetito, cambiar los cubrebocas, el alcohol… que hay muy poco y está caro”, reflexiona. En un sentido similar está Yolanda, jubilada y ama de casa, quien comenta que no está surtiendo mensualmente la despensa, pero cada ida al supermercado le destina alrededor de 500 pesos a compra de insumos para limpiar, desinfectar y prevenir contagios. “Pues creo que ya es lo normal el gastar dinero cada mes en esto, nosotros le destinamos 500 o 600 pesos, aunque sólo somos tres personas y tratamos de sólo ir cada dos meses o mes y medio a surtir la despensa, buscamos no salir tanto”. Otro problema es que “todo ha subido de precio, bueno no todo quizá, pero sí de lo que más se consume: jitomate, pollo y hasta el papel y el alcohol, de poquito a poquito algunas cosas ya cuestan 20 o 30 por ciento más que antes”. Para el Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM) el problema económico de la pandemia es preocupante en todos los niveles: desde la inversión pública hasta el capital privado, pasando por la economía. Heliodoro Gil Corona, coordinador de proyectos estratégicos del CEEM señala que los retos de corte estructural a superar en la entidad son muchos, y sólo un aumento de la competitividad real del estado en diversos sectores podrá mejorar la calidad de los empleos y el ingreso dispersado. De acuerdo con su postura, la pandemia evidenció una problemática que ya existía, por lo que es necesario atenderla ahora más que nunca y construir, de aquí en adelante, verdaderas condiciones financieras para los michoacanos desde la base, que implicará renovar la estructura económica estatal, recomponer el mercado laboral, reconvertir el sector educativo y revertir las condiciones de pobreza, todo mediante políticas públicas que apunten a detonar la industria de la transformación, mejorar el ingreso y fortalecer los apoyos oficiales.