Agencias / La Voz de MichoacánEUA.En 2009, cuando Bitcoin irrumpió en el escenario mundial, sus aficionados pregonaban que la criptomoneda era una manera segura, descentralizada y anónima de llevar a cabo transacciones fuera del sistema financiero tradicional. Los criminales, que a menudo operan en los rincones ocultos del internet, se abalanzaron sobre el bitcóin para realizar negocios ilícitos sin revelar sus nombres ni ubicaciones. En poco tiempo, la moneda digital se volvió tan popular entre los narcotraficantes y los evasores fiscales como entre los libertarios a los que les gusta llevar la contraria. Sin embargo, la revelación de esta semana de que las autoridades federales habían recuperado la mayoría del rescate pagado en bitcoines en el reciente ataque con un programa de secuestro en contra de Colonial Pipeline dejó expuesta una concepción errónea fundamental sobre las criptomonedas: no son tan difíciles de rastrear como lo piensan los cibercriminales. El lunes, el Departamento de Justicia anunció que había rastreado 63,7 de los 75 bitcoines —unos 2,3 millones de los 4,3 millones de dólares— que Colonial Pipeline les había pagado a los hackers cuando el ataque con el programa de secuestro apagó los sistemas de cómputo de la empresa, lo cual provocó una escasez de combustible y un aumento en los precios de la gasolina. Desde entonces, las autoridades se han rehusado a ofrecer más detalles sobre la recuperación de los bitcoines. No obstante, para la creciente comunidad de entusiastas e inversionistas de las criptomonedas, el hecho de que los investigadores federales hubieran rastreado el rescate mientras se movía a través de al menos 23 diferentes cuentas electrónicas de DarkSide, el colectivo de hackers, antes de acceder a una cuenta demostró que las fuerzas del orden estuvieron creciendo a la par de la industria. Por qué sí son rastreables Esto se debe a que las mismas propiedades de las criptodivisas que les atraen a los criminales —la capacidad de transferir dinero en un instante sin el permiso de un banco— pueden ser usadas por las fuerzas del orden para rastrear e incautar fondos de criminales a la velocidad del internet. El bitcóin también es rastreable. Aunque la moneda digital puede ser creada, trasladada y almacenada fuera del alcance de cualquier gobierno o institución financiera, cada pago es registrado en un libro de contabilidad fijo, llamado cadena de bloques. Esto quiere decir que todas las transacciones con bitcoines están al descubierto. Cualquiera que esté conectado a la cadena de bloques puede ver el libro de contabilidad de bitcóin. “Son migajas digitales”, comentó Kathryn Haun, exfiscal federal e inversionista en la firma de capital de riesgo Andreessen Horowitz. “Hay una pista que pueden seguir las agencias de seguridad con bastante facilidad”.