Una de las grandes recomendaciones de consenso para 2023 es la inversión en deuda. Sin embargo, dentro de una cartera bien equilibrada, también debería haber sitio para el oro este año en busca de esa mayor rentabilidad y menor riesgo. Entre las previsiones más curiosas para el oro en este 2023 está la de Saxo Bank, que incluye la suya entre sus habituales cisnes negros, o eventos posibles, pero no probables para el año en curso. Y es que su previsión es que el precio del oro alcance los 3.000 dólares, desde los cerca de 1.800 dólares actuales. De ser así, a ese precio, el oro sería uno de los principales activos de inversión en 2023. Las razones que esgrime el banco danés para justificar su predicción son básicamente la crisis política en Europa y la subida de tipos de interés generalizada para luchar contra la inflación. Lo cierto es que a pesar de que la inflación alcanzó en 2022 máximos de los últimos 40 años, el oro no terminó en positivo. Una razón pudo ser que el mercado pensó al principio que la inflación será algo temporal. La inflación habría venido para quedarse Hoy, a pesar de las subidas de tipos, aceptamos que la inflación ha venido para quedarse. Y eso sin poder valorar en su justa medida la reapertura de China al terminar su política de Covid cero y el impacto que pueda tener en la demanda global de materias primas. Además, puede darse el caso de que China retrase su reapertura y ésta coincida con el inicio de las bajadas de tipos por parte de la Reserva Federal. En cualquier caso, es razonable pensar en estos momentos que unos tipos de interés a la baja o con tendencia a la baja en 2023 cuando se alcancen los máximos en EUA, y una infra valoración del oro abonan el terreno para un fuerte repunte en el precio del metal dorado. No se trata tanto de pensar en que la Reserva Federal va a bajar los tipos de interés ya en 2023 como en valorar que esa nueva política monetaria de tipos de interés más altos más tiempo para conseguir ese aterrizaje suave de la economía hará que el oro eleva su atractivo. El metal dorado ofrece rentabilidad, seguridad y liquidez en un momento de dudas. Tenemos una incertidumbre geopolítica, un deseo de no depender del dólar estadounidense en demasía, y una mentalidad de economía de guerra que hará que muchos bancos centrales reduzcan sus reservas en otras monedas y se decanten por comprar más oro. Como hay un cierto consenso en que algunas economías entrarán en recesión en algún momento de 2023, se unen muchos factores que invitan a pensar en el oro como activo para 2023. ¿Qué dicen los futuros del oro? Como base para entender lo que puede hacer el oro a lo largo de 2023 podemos mirar los precios de los contratos de futuros con próximos vencimientos. En estos momentos, el contrato de futuros sobre el oro con vencimiento en enero marca un precio de 1.822 dólares. Sin embargo, los próximos vencimientos sobre el precio del oro tienden a alza, con el contrato para abril en los 1.846 dólares. Y el contrato con vencimiento en junio en torno a los 1.846 dólares. Pero la tendencia sigue al alza, con la referencia de agosto en los 1.878 dólares y la de diciembre ya por encima de los 1.900 dólares., con la de febrero de 2024 en los 1.915 dólares. Por lo tanto, si bien es cierto que los contratos de futuros no suben tanto como para pensar en un oro por encima de los 2.000 dólares, sí es cierto que con las noticias más probables que pueden descontar, marcan una tendencia al alza muy clara y que puede hacer pensar en que el metal dorado sea una inversión razonablemente buena para 2023. A modo de conclusión, podemos decir que los factores que previsiblemente afectarán la economía global en 2023 son una recesión tibia y unos menores beneficios empresariales, una mayor debilidad en el dólar al reducirse la inflación de forma progresiva, la incertidumbre geopolítica incluyendo la reapertura de la economía china, una caída en la demanda de materias primas y la rentabilidad de los bonos a largo plazo que no es rival ante la del oro. Todos estos factores dan apoyo al dólar porque elevan su brillo como activo seguro, como protección contra la inflación y la recesión, la incertidumbre mundial y unos precios de partida que son interesantes para una inversión a medio y largo plazo, al menos hasta que haya más visibilidad en las perspectivas económicas mundiales. Por lo tanto, el oro podría estar esperando a que la Reserva Federal termine o, simplemente, de a entender que se acerca el final para que sus atractivos se hagan más perceptibles. Si hacemos caso a los futuros, los 1.900 dólares son muy probables. El resto es más impredecible.