Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Dinamizar el crecimiento económico, particularmente hacia el fin del presente año y principios del 2025, así como fortalecer condiciones para aprovechar el nearshoring y una mejor redistribución de la riqueza figuran entre los principales desafíos económicos de la presidenta entrante Claudia Sheinbaum Pardo. Para el coordinador Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM), Heliodoro Gil Corona, si bien la administración saliente dejó una serie de fundamentales sólidos, también reconoce el momento álgido que atraviesa el país, así como la necesidad de concreción políticas y esquemas que lleven a un desarrollo pleno en todas las regiones de México. El primer reto que enfrentará la primera mujer presidenta en la historia de la nación será acelerar el crecimiento económico en el cuarto trimestre de 2024, analiza, “para evitar una desaceleración pronunciada que pronostican algunos analistas nacionales y extranjeros”, particularmente ante el panorama de presión de los mercados por la aprobación de la reforma constitucional al Poder Judicial y las que se prevé se discutan durante octubre, como la extinción de una serie de órganos autónomos, entre ellos el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) De acuerdo con el analista del CEEM, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) debe apuntar hacia una tasa no menor de 1.8% al finalizar el 2024, “y a partir de 2025 la economía mexicana debe iniciar una etapa de expansión económica sostenible”. Valora Gil Corona que el próximo año idealmente el PIB debería crecer un mínimo de 3.0%, en tanto que de 2026 a 2030 en promedio anual de crecimiento de la actividad económica debe sostener una tasa de 3.5% de manera constante. Además, pondera “los ámbitos internos y externos son dos importantes espacios complementarios y fundamentales para apoyar este crecimiento deseado”. Por ello, adelanta que el fortalecimiento del mercado interno mediante el aumento del empleo y el ingreso real de los trabajadores, como ha adelantado que promoverá Claudia Sheinbaum, debe venir acompañado con la aceleración del consumo, la inversión y el gasto de gobierno. De momento la presidenta ha anticipado que se mantendrán programas sociales y seguirán los aumentos al tabulador del salario mínimo (al menos por encima de la inflación, conforme a la reciente reforma constitucional), lo que debería mejorar el ingreso de las familias y aumentar su poder de consumo. El también profesor-investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) expone que otro desafío importante será lograr la atracción de inversiones relevantes mediante el esquema de relocalización de plantas vía nearshoring, en tanto que “la ampliación del ahorro externo serán factores clave para los nuevos retos del desarrollo económico nacional”. “Debe la presidenta aprovechar a cabalidad nearshoring para acelerar la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) con un crecimiento promedio anual de 6.0%”. Postula que la administración de Sheinbaum Pardo deberá a apuntar a facilitar las condiciones para ampliar el mercado internacional y todo lo que tenga que ver con divisas extranjeras, por ejemplo, con la expansión de las exportaciones a un aumento promedio anual de 7.5%. En esta línea de ideas, Gil Corona estima importante proteger el ingreso por remesas familiares, que ha presentado una pérdida de dinamismo en los últimos años, para lograr una aceleración promedio anual de 5.0% de este ingreso que ayuda particularmente a las familias en regiones con menor ingreso. También enlista como otro reto el apuntalar los ingresos por turismo extranjero un ritmo de incremento promedio anual de 15.5%. A manera de conclusión, el académico nicolaita explica que el gran desafío del autonombrado “segundo piso de la transformación” será “lograr consolidar el desarrollo económico del país con menos desigualdad, menos pobreza y mejoría robusta de las economías regionales”. Junto a ello, “sostener la estabilidad macroeconómica con precios clave regulados y finanzas públicas sanas”, así como reducir gradualmente la deuda pública del gobierno federal para concluir el sexenio a un nivel de 45.0% del PIB.