Maricruz Rios / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Tras un complejo 2020 por la crisis económica debido a la COVID-19, Michoacán cerró el tercer trimestre del año pasado con un incremento de casi el 37 por ciento en el valor de sus exportaciones, al totalizar más de mil 508 millones de dólares por este concepto. De acuerdo con la información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la entidad se ubica en la posición 17 a nivel nacional, con una participación pequeña de las manufacturas, pero en donde duplica las exportaciones agrícolas de cualquier otra entidad, lideradas principalmente por el aguacate, berries y los monocultivos de alto valor en los mercados internacionales. Y es que recién el INEGI presentó los resultados del estudio Exportaciones Trimestrales por Entidad Federativa (ETEF), con lo cual se ofrece información preliminar del valor de las exportaciones de mercancías de cada estado y porcentaje de participación de cada una de ellos en el intercambio comercial que realiza México con el resto del mundo. Bajo este orden de ideas, el reporte refiere que en el caso de Michoacán se encuentra a media tabla, principalmente por el valor del sector agricultura, que captó 732.1 millones de dólares, casi la mitad del total de las exportaciones estatales. Sin embargo, los mil 508.4 millones de dólares que aporta Michoacán apenas conforman el 1.4 por ciento del total del valor de las exportaciones de todo el país. En el tercer trimestre de 2021, los estados que más contribuyeron en este apartado fueron Chihuahua, con el 13.1%; Coahuila, que puso el 11.9%; Baja California, con el 11.8%; Nuevo León, que aglutinó el 9.7%, y Tamaulipas, con 7.7%; en conjunto estas cinco entidades aportaron el 54.2 por ciento. Para ponerlo en contexto, Chihuahua logró en los primeros nueve meses del 2021 una cifra cercana a los 14 mil 339 millones de dólares en exportaciones. Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del Colegio de Economistas del Estado de Michoacán (CEEM) ha referido que las entidades con altos valores de industrialización y de exportaciones llevan “mano” en la recuperación económicas y están dándole vuelta más rápida a la crisis generada por la pandemia de COVID-19. Señaló que, si bien las exportaciones de mercancías dan señales de franca recuperación en los estados del país, esta reactivación no fue pareja en las entidades federativas: Siguen rezagándose los estados de marginal industrialización y recobran su normal estatus los estados más avanzados en su proceso de industrialización” Heliodoro Gil Corona, coordinador de Proyectos Estratégicos del CEEM Por ello destacó el también académico de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) que “las entidades que han logrado forjar un robusto sector industrial, con alta participación en la estructura económica, vinculados al sector exportador y los que generan empleos mejor pagados, son las que han recuperado su fortaleza exportadora”. Por ello, justificó que las entidades con sectores industrializados más sólidos an reportado mayor crecimiento económico, los que más empleos formales producen y los que registran menores niveles de pobreza en el país. Los casos de Michoacán y Jalisco son una buena ilustración de la fuerte polarización industrial y de la capacidad exportadora basada en cadenas de valor vinculadas a las industrias manufactureras, ejemplificó. Para Michoacán, las actividades del campo son clave en su sector exportador; en cambio, para el estado de Jalisco las condiciones económicas son otras. Mientras para Michoacán el sector agrícola abarca casi la mitad de las exportaciones, en el vecino estado la industria acapara el 95 por ciento o más. “En Jalisco, el motor de las exportaciones es el sector industrial manufacturero y el de mayores vínculos a los mercados mundiales”, destacó; el INEGI refiere que el valor de sus exportaciones superó los 5 mil 923 millones de dólares. Por ello, insistió en que Michoacán no debe ceder terreno en lo referente al campo y la extracción, pero la “la lección de estas dos experiencias estatales es muy evidente: lograr la complementariedad entre los sectores del campo y la industria para apoyar el desarrollo local con incidencia consistente del sector exportador”.
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