Notimex / La Voz de Michoacán Ciudad de México. Aunque niños y ahorro podrían parecer una combinación complicada, el hecho de que los pequeños desarrollen ese hábito les permitirá enfrentar el futuro con unas finanzas personales sanas. Cuando los miembros más pequeños de la familia expresen su deseo de obtener un juguete, un videojuego, una consola o una computadora, es el momento ideal para acercarlos al hábito del ahorro, pues se convierte en la parte más importante para lograr su objetivo. La primera lección que todo niño debe aprender es que el ahorro no significa guardar el dinero sobrante, sino que por el contrario hay que decirles que es necesario que destinen una cantidad fija de su mesada o domingo, con el fin de que puedan gastarlo en el futuro. Para que la lección de ahorro no sea una tortura para los niños es necesario ayudarlos durante el proceso con el objetivo de que sean más pacientes. Por ejemplo, en caso de que decidan ahorrar una parte del dinero para gastar en la escuela hay que animarlos a que preparen los alimentos que comerán en el recreo. Para que la administración y el ahorro se convierta en un hábito simple, y que además les permita conocer las diferencias entre ahorros a corto, mediano y largo plazos, los pequeños pueden utilizar una alcancía con divisiones o utilizar una para cada una de sus metas. Tanto niñas como niños podrán emplear cada uno de los espacios para establecer diferentes metas financieras en el corto, mediano y largo plazos. De esta manera aprenderán las diferencias de cada uno, de acuerdo con el costo de lo que deseen comprar y el tiempo en el que ahorrarán. Para que el ahorro a largo plazo sea un aprendizaje sencillo, una vez que decidió para qué ahorrará, hay que ayudarlo a establecer la meta y analizar el tiempo que tardará en juntar el dinero que necesite para cumplir el objetivo. Hay que apoyarlo y darle un estímulo, por ejemplo: que por cada 50 pesos que ahorre darle otros 50. Llevar un registro financiero sobre sus ahorros es otra de las actividades que los niños pueden aplicar para saber con exactitud con cuánto dinero cuentan para alcanzar su propósito financiero. Para ello, cada vez que guarde o saque dinero de su alcancía pedirle anotar la cantidad en una libreta, así como la fecha. Hay que recordar que los niños aprenden con el ejemplo, por lo que cuando se planee hacer alguna compra se puede compartir la idea con los pequeños del hogar. Contarles cuál es el precio de lo que se desea adquirir y el tiempo que tomará reunir el dinero. Así no sólo valorarán el dinero en sí, sino también todo lo que se compre con él. Una vez que los pequeños dominen el ahorro a largo plazo en una alcancía es importante que comprendan que existen instituciones financieras autorizadas que, a través de productos y servicios, les ayudan a administrar su dinero de una forma más eficiente. Para encauzar a los niños hacia el ahorro con una institución hay que comentarles que, por razones de seguridad, es recomendable tener una cuenta de ahorro, ya que esto le dará la confianza de que su dinero está seguro. Antes de contratar una cuenta de ahorro es importante orientarlos para que comparen y elijan la que ofrezca mayores rendimientos, cobre menos comisiones por cualquier movimiento como la anualidad, reposición de la tarjeta o el mantenimiento de un saldo mínimo mensual, y que se ajuste a lo que necesita. Al final, tener recursos suficientes para cumplir sus deseos será una satisfacción que les permitirá enfrentar misiones de ahorro cada vez más complicadas a lo largo de su vida. La recompensa, no obstante, hará que el esfuerzo haya valido la pena.