Agencias / La Voz de MichoacánDavid Tichiaz tiene un aspecto relajado o al menos es lo que proyecta a la distancia. Como General Manager de Vans Américas ha lidiado con los estragos que la pandemia ha dejado en las ventas, la producción y la distribución de una de las marcas de tenis casuales más conocidas. Ahora trabaja para tratar de cubrir los puntos ciegos que rodean la marca, como la completa disponibilidad de sus productos en Estados Unidos, su principal mercado. Ahí es donde entra México. Han sido dos años desde que la contingencia sanitaria irrumpió en la escena global y cambió la expectativa del negocio, los mismos que Tichiaz tiene en su cargo actual. En enero de 2020, VF, la firma de ropa y calzado tenedora de marcas como Timberland, The North Face y Dickies, además de Vans, preveía ingresos por 11,750 millones de dólares al cierre de su año fiscal en marzo. Al final, registró 10,488 millones y una caída, en el último cuarto del año fiscal, de 7% a nivel global y de 8% en la región de las Américas, solo para Vans, la marca que aporta mayor valor a la compañía, según sus informes trimestrales. Los meses siguientes fueron tan impredecibles como la evolución misma de la pandemia. Un socio más avanzado Al inicio, VF pronosticó una caída de poco más de 50% en ingresos en el primer trimestre del año fiscal 2021 –de abril a junio de 2020–, afectado por el cierre de locales y las restricciones a la movilidad en algunas regiones del planeta. El vaticinio se cumplió casi en su totalidad, dejando claro que la estrategia hacia adelante estaría en la flexibilidad para responder al vaivén del mercado, el cual todavía prevalece. “El mayor reto que enfrentamos es la incertidumbre, que es el sentimiento de nuestros consumidores en un día cualquiera. Pero también la incertidumbre de los impactos macroeconómicos: hoy estamos hablando de un aumento de los precios inflacionarios, ayer, de las limitaciones de la cadena de suministro y mañana, realmente no tenemos una idea de lo que está a la vuelta de la esquina”, declaró el directivo en una videoentrevista a finales de diciembre. La compañía tiene socios manufactureros a nivel global que le proveen casi la totalidad de los productos que vende. Una parte relevante del suministro está en el hub de Panamá y en el de Hong Kong, que incluye a otros países de la región, adonde, a inicios de los años 90, Paul Van Doren –uno de los fundadores de la marca Vans– trasladó parte de la producción. En mayo de 2021, VF admitió que el suministro del hemisferio occidental –aunque menos competitivo en costos– le dio mayor flexibilidad para reducir tiempos de entrega y manejar los inventarios en Estados Unidos, mercado que representa más del 50% de la facturación. “Podemos prepararnos, planificar, ya lo hemos hecho; pero lo que realmente hay que hacer es asegurarnos de que nuestros equipos se centren en nuestras prioridades más importantes para hacer frente a la incertidumbre”, agregó el directivo. Para evitar disrupciones en el suministro, la firma ha diversificado la producción entre países y contratistas, así como el abasto desde países en donde los productos están fácilmente disponibles y tienen preferencia arancelaria y acuerdos de libre comercio, según el informe del año fiscal 2021 divulgado en mayo de ese año. “VF trabaja con sus proveedores para minimizar las interrupciones y está empleando fletes rápidos según sea necesario”, agregó en su último informe trimestral en diciembre pasado. No es un plan exclusivo. Los fabricantes de ropa y de calzado del mundo están reorganizando su cadena de suministro priorizando la relocalización de la producción a zonas más cercanas al punto de consumo, según indica el informe ‘Renovación del abastecimiento de moda: velocidad y flexibilidad en primer plano’, publicado por McKinsey en noviembre. La visión es compartida por los integrantes de la Asociación Americana de Ropa y Calzado (AAFA, por sus siglas en inglés). En una reunión con funcionarios de la oficina del representante comercial de Estados Unidos, conversaron sobre la posibilidad de expandir el suministro de la industria en países del hemisferio occidental y, en particular, a naciones bajo el TLC entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana. En México, Vans ya maquilaba calzado y ropa de la marca; pero a finales de 2020 decidió establecer una nueva relación con un socio mexicano dedicado a la manufactura avanzada, que se diferencia de la manufactura tradicional al incluir tecnología especializada y desarrollar procesos que complementan la cadena productiva, según el Centro de Tecnología Avanzada (CIATEQ). “Queremos empezar con la manufactura avanzada en México y después ver cómo se haría esto en otras partes de América del Norte e, incluso, en Europa. Queremos ver cómo llegar ahí con este proceso”, afirmó Tichiaz, sin revelar el nombre de su proveedor mexicano. Durante la videollamada desde su casa en San Diego, California, el líder regional de Vans no ocultó la emoción que esto implica. “Estuvimos investigando por mucho tiempo, tuvimos muchas conversaciones con ellos [su socio manufacturero] y recientemente empezamos a producir con este proceso en el país”, señaló. En general, añadió, la marca “está contenta con la capacidad de fabricación desarrollada en México”, por lo que también analiza acelerar la manufactura de sus productos en el país, que es –según el directivo– uno de los más relevantes para la marca en la región. Sin revelar datos del negocio a nivel local, Tichiaz agregó que parte de la estrategia para aumentar su participación de mercado está en las iniciativas encaminadas a fortalecer la conexión de la marca con los mexicanos. La inauguración de House of Vans en la Ciudad de México es “un gran ejemplo de eso y queremos hacer más de esos acercamientos con nuestros consumidores en los siguientes dos años”, señaló.