EFE / La Voz de Michoacán La Haya, Paises bajos. Tiene 3.000 años, se extiende 17 metros, lo llenan hechizos mágicos para el más allá y está en el Museo Nacional Neerlandés de Antigüedades. Es el “Libro de los Muertos”, un rollo de papiro que perteneció a Qenna, un comerciante del antiguo Egipto que esperaba que, después de fallecer, lograría una vida inmortal junto a los dioses. La pinacoteca, situada en la ciudad neerlandesa de Leiden, lo expone hasta el 4 de septiembre, tras finalizar un proyecto de conservación a gran escala. El “Libro de los Muertos” contiene 40 hechizos mágicos y varios símbolos y estaba colocado junto al cuerpo momificado de Qenna, dentro de su propia tumba. “Es un papiro típico que encontramos en diferentes periodos de Egipto e incluye hechizos mágicos, que tienen diferentes objetivos, pero principalmente el de convertir a un muerto en un ser casi con poderes divinos para que siga existiendo después de morir, en el más allá entre los dioses”, explica a Efe Daniel Soliman, comisario de la colección egipcia y nubia. Hay varios tipos de hechizos y los de Qenna buscaban ayudarlo a soportar las pruebas del más allá, protegerlo contra los monstruos y transformarlo en un poderoso ser inmortal. “Están escritos en jeroglífico y contienen ilustraciones. Muchos de los diferentes hechizos son ilustraciones muy elaboradas, bien hechas y detalladas en diferentes colores”, agrega. Se cree que Qenna trabajó en un gran templo en Egipto y comerciaba con productos hacia el resto del país, pero “no se sabe mucho sobre su persona, sabemos el nombre de sus padres, asumimos quién pudo haber sido su mujer, pero no la menciona en el Libro de los Muertos”, especifica el comisario neerlandés. “Vivió aproximadamente después del reino de Tutankamon, o quizás a principios de Ramsés I, más o menos alrededor de ese periodo”, señala. Un diplomático británico en Egipto y su equipo, que tenían permiso para excavar en busca de antigüedades, localizaron el papiro en las colinas occidentales de la ciudad de Luxor: yacía doblado sobre el cuerpo momificado de Qenna, que había vivido alrededor de 1300-1275 antes de Cristo, y Caspar Reuvens, primer director de este museo, lo compró en una subasta en Londres en 1835. Poco después, el papiro se cortó en 38 hojas manejables, una práctica común en esos días, pero solo algunas de esas hojas han estado alguna vez en exhibición. Sin embargo, este verano Leiden ofrece la oportunidad única de ver el papiro en su totalidad por primera vez desde su adquisición y después de tres años de trabajos de conservación. Aunque las hojas de papiro fueron reparadas varias veces en los últimos 200 años, el pegamento y las capas de papel de restauraciones más antiguas estaban causando daños, por lo que se eliminó la mayor cantidad posible del material de reparación más antiguo (con técnicas microscópicas y fotografía con luz ultravioleta e infrarroja) y las nuevas adiciones se mantuvieron al mínimo. La exposición también cubre temas como la tumba de Qenna y cómo se hacía un papiro. La pinacoteca sigue a Qenna en su metamorfosis e introduce a los visitantes a las historias, hechizos, dioses y símbolos del papiro: explica su significado de derecha a izquierda, la dirección en la que se debe leer el papiro, desde la veneración de los dioses y el Lago de Fuego, hasta el tribunal divino y el peso del corazón de Qenna (para demostrar que había vivido una buena vida, su corazón no podía pesar más que una pluma de avestruz). Uno de los hechizos mágicos invoca a Toth, el dios de la magia y la luna, para que acuda en ayuda de Qenna, pero también hay hechizos para derrotar a criaturas peligrosas, como los cuatro cocodrilos que amenazan con quitarle sus poderes mágicos, y la serpiente Apep, el enemigo más letal de Ra, el dios del sol. La ruta del museo a través del papiro comienza con el ciclo diario del sol, en la forma del dios Ra, que renace cada mañana en el horizonte, y cada noche, el sol se une con el dios Osiris en el reino de los muertos, como el mismo Qenna esperaba hacer. Gracias al papiro, Qenna conocería en el más allá los nombres de todos los guardianes que encontrará y solo le darán paso al reino si pronuncia los nombres correctos. Al final del “Libro de los Muertos”, Qenna puede empezar su vida eterna en el más allá: el papiro concluye con su tumba en las montañas occidentales, donde los brazos de la diosa Hathor empujan el sol sobre el horizonte cada mañana, simbolizando un nuevo comienzo.