El mayor festival polinésico regresa a la Isla de Pascua tras la COVID-19

Este pedazo de tierra en medio del océano Pacífico, a cinco horas de vuelo desde el territorio continental chileno, y en el que apenas viven unas 8 mil personas, se aisló en marzo de 2020 para evitar que la COVID-19 se propagara por una isla que solo tiene un hospital precario.

Foto: EFE

EFE / La Voz de Michoacán

Isla de Pascua. El festival de la Tapati, una de las competiciones culturales, deportivas y tradicionales más importantes de la Polinesia, regresó esta semana con todo su esplendor a la Isla de Pascua, tras tres años suspendido por la pandemia.

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Siete días de folklore, unión, esfuerzo, baile y competencias deportivas ancestrales que se celebran desde hace más de medio siglo y que suelen concitar en torno a la cultura rapanui a otros pueblos de las islas polinesias y a turistas curiosos, en esta ultima edición menos numerosos debido a las restricciones que todavía perviven en la isla.

Este pedazo de tierra en medio del océano Pacífico, a cinco horas de vuelo desde el territorio continental chileno, y en el que apenas viven unas 8 mil personas, se aisló en marzo de 2020 para evitar que la COVID-19 se propagara por una isla que solo tiene un hospital precario.

Foto: EFE

Y no volvió a abrirse hasta el pasado agosto, fecha en la que regresó el turismo, su principal actividad económica, aunque a cuentagotas.

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Con la Tapati, un festival que se remonta a la década de 1950 y esta considerado el mayor de la Polinesia, trata ahora de recuperar parte de la normalidad perdida.

"Tiene que ver con volver a las raíces. Son actividades que a través de la alegría y de estar contento favorece la pasión por una cultura y es increible porque es una actividad que convoca a la gente mayor, a la gente media y a los niños, a toda la sociedad, a hombres y mujeres en igualdad. Comparte una vivencia cultural increible con el mundo", explica el alcalde de la isla, Pedro Edmunds Paoa.

CÓDIGOS ANCESTRALES

Edmunds, cuyo abuelo fue uno de los impulsores del festival, subraya que más allá de la competición cultural y la pericia deportiva, la Tapati sirve igualmente para "garantizar la conservación de códigos que son importantísimos para la sustentabilidad de la cultura", códigos milenarios que permitieron al pueblo rapanui sortear el aislamiento pandémico.

"Códigos como el moah, que es el respeto, como el oromaih, el perdón y se recuerdan aquellos tiempos en que nuestros ancestro se mataron los unos a los otros y llegaron al extremo del canibalismo. Eso está vivo en nuestra historia, no hace mucho, hace 200 años", cuando la isla fue escenario de una cruenta guerra civil entre los clanes del norte y del sur.

Un conflicto tribal que redujo la población de 25.000 habitantes a apenas 111 en 1885 -28 de ellos mujeres- y casi acaba con la cultura rapanui.

"Cuando nosotros decidimos en marzo de 2020 que la isla se cerraba para no poner en riesgo a nuestra gente mayor, que es la base de nuestra cultura, traer los códigos al frente fue muy necesario y por eso aplicamos el tapu, la prohibición momentánea. Es el momento del año en el que tenemos esa resilencia cultural" y con ella "nuestro ancestros pudieron sustentarse, pudieron sobrevivir", agregó.

"Eso nos llevó a poner en riego nuestra economía. Sin embargo, siendo una cultura milenaria que ha sobrevivido miles de años, están en nuestro ADN esos códigos, como el umana, compartir y así la sociedad se mantuvo unida y sustentada en una suerte de economía circular social", explicó.