Agencias / La voz de Michoacán EUA. Los dos mayores arrepentimientos de Kate Winslet a nivel profesional tienen nombre y apellido propio: Woody Allen y Roman Polanski. Antes de que gran parte de la industria cinematográfica le diera la espalda al primero de esos dos cineastas, por las acusaciones de abuso que su hija Dylan Farrow lleva años realizando en su contra, la protagonista de 'Titanic' se puso a sus órdenes en 2017 para protagonizar 'Wonder Wheel'. Con Polanski, una figura muy polémica que sigue siendo capaz de provocar indirectamente la dimisión en bloque de la dirección de los César por las amenazas de boicot tras nominarse en doce categorías a su última película, ella coincidió en la película 'Carnage' de 2011 en un reparto que completaban Jodie Foster, Christoph Waltz y John C. Reilly. En retrospectiva, la actriz se pregunta qué hacía trabajando con ellos por mucho que por aquel entonces estuvieran entre las figuras más respetadas del séptimo arte. "Me parece increíble que se encumbrara a esos dos hombres, en toda la industria y durante tanto tiempo", ha opinado en una nueva entrevista a la revista Variety, en la que insiste en que no trata de eludir su parte de responsabilidad en lo que define como "una vergüenza". "No puedo dar marcha atrás. Estoy lidiando con esos arrepentimientos, ¿pero qué nos queda si no somos capaces de ser sinceros al respecto?". Aunque Kate sabe que hablar de ambos directores es meterse en terreno pantanoso, porque muchos de sus compañeros de profesión defiende a Allen recordando que en su momento se realizó una investigación en la que no se le encontró culpable, cree que llegado un punto ella no puede seguir ignorando sus principios. "La vida es muy corta y me gusta hacer todo lo que puedo cuando se trata de dar un ejemplo decente a las jóvenes", ha afirmado. "Van a heredar un mundo hecho un desastre, así que lo menos que puedo hacer es tener un poco de integridad". En el caso de Polanski, los testimonios de acoso y violación en su contra se han multiplicado en los últimos años en Europa, donde se trasladó en la década de los 70, huyendo de la justicia estadounidense, tras descubrir que la fiscalía no iba a respetar el acuerdo al que habían llegado para que pasara poco más de un mes en prisión a cambio de declararse culpable de un delito de violación a una menor.