'La Terminal' fue muy diferente a la historia real de Sir Alfred, el refugiado que vivió 18 años en un aeropuerto

Fue un drama meramente complaciente, de esos que buscan emocionar de forma directa y sin grandes ambiciones. Sin embargo, fue un éxito de taquilla al tratarse de una dupla tan infalible.

Foto: Internet

Agencias/La Voz de Michoacán
México. Hace 16 años, Steven Spielberg y Tom Hanks unían sus talentos por tercera vez para la gran pantalla (lo harían de nuevo otras dos veces más) para traernos La Terminal, un cuento anecdótico muy “spielbergiano” que actualmente pueden encontrar en Netflix.

Y cuando digo “spielbergiano” me refiero a esas historias clásicas del cineasta que suelen recurrir a una banda sonora emotiva, a un protagonista apelando a nuestro lagrimal sensible y con moraleja vital incluida que nos dejan el corazón calentito de emoción.

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Gracias a las noticias y reportajes previos al estreno en 2004 supimos que la película estaba inspirada en una historia real (aunque la producción ni lo nombra), sin embargo aquel final ideal que protagonizó Tom Hanks fue muy diferente al de Mehran Karimi Nasseri, el refugiado iraní que vivió 18 años en un aeropuerto de París inspirando a Steven Spielberg. Y cuando digo diferente es que de haber sido fiel, el director tendría que haber cambiado por completo la intención de su película.

¿Qué intención tenía Spielberg? “Hacer otra película que nos hiciera reír y llorar y hacernos sentir bien con el mundo… Es una era que necesitamos sonreír más y se supone que las películas de Hollywood hacen eso para la gente en momentos difíciles” [Total Film]. 

Pues la historia real de Nasseri no logra hacernos sentir nada de esoSino todo lo contrario. Lejos de los pocos que le ayudaron o se interesaron por su historia, al mundo (en su gran contexto) le resbaló el destino de este hombre atrapado en una sala de aeropuerto durante casi dos décadas de su vida.

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Para empezar, reconozcamos que La Terminal no fue de las mejores películas que Steven Spielberg y Tom Hanks hicieron juntos (o separados tampoco) -y es que esta dupla hizo joyitas como Salvar al soldado Ryan (1998), Atrápame si puedes (2002), El puente de los espías (2015) y Los archivos del Pentágono (2017)-. 

Cada espectador tendrá su propio ranking cuando se trata de estos dos genios de Hollywood, pero me atrevería a sugerir que la gran mayoría pondríamos a La Terminal entre las últimas.

Fue un drama meramente complaciente, de esos que buscan emocionar de forma directa y sin grandes ambiciones. Sin embargo, fue un éxito de taquilla al tratarse de una dupla tan infalible.

La Terminal fue una película que Spielberg desarrolló rápido. Un año antes de su estreno, The New York Times anunciaba que el director había comprado los derechos de la historia de Mehran Karimi Nasseri, el refugiado iraní que vivió 18 años en el aeropuerto Charles de Gaulle de París para usarla de base para su próxima película. Sin embargo, el nombre de Nasseri, también conocido como Sir Alfred, no aparece en ninguna parte del metraje.

No lo nombran ni al principio ni al final de la película, ni tampoco incluyen un aviso de esos que advierten que se trata de una historia inspirada en la vida real.

Como si Nasseri no hubiera sido la fuente de inspiración principal cuando The Guardian reveló meses después del estreno que la producción le había pagado “varios cientos de miles de dólares” por su historia (los rumores de la misma fuente dicen que fueron unos $250.000). Pero La Terminal se distanció completamente de él.

Ni Spielberg lo rescató de su encierro, ni Hanks fue a visitarlo para aprender el personaje. Y tras investigar su historia, me atrevo a imaginar que, quizás, el motivo de la lejanía se podría haber debido a que no querían que la película con mensaje de esperanza chocara con la deprimente realidad de Nasseri.

Lo triste de todo esto es que para él, la cinta era un tesoro. Tenía el cartel colgado en su esquina y se glorificaba de ser famoso gracias a ella, según contó el director de uno de los documentales sobre él, Paul Berczeller, en el artículo citado de The Guardian.

Y la verdad es que él ni siquiera la había visto. No hay cines en los aeropuertos. La película no lo rescató de su situación y ni hizo justifica a su terrible experiencia. Y mientras se proyectaba en salas y cosechaba 199 millones de euros ($219 millones, Box Office Mojo) de taquilla, Sir Alfred seguía en su banco de la Terminal 1, y allí siguió un par de años más.