Redacción / La Voz de Michoacán Este 16 de mayo, en el que muchos celebran el “día internacional del Heavy Metal”, un género musical derivado del rock duro, algunos se preguntan: ¿Este género musical es demoníaco? Los orígenes de este género musical son disputados, pero comúnmente se considera que sus bases se encuentran en míticas bandas de rock como Led Zeppelin y Deep Purple. Entre sus representantes más destacados se encuentran grupos como Metallica. Desde su aparición, como con otros géneros musicales, hay quienes han señalado que en sus canciones hay mensajes que de forma oculta o explícita dan culto al demonio. ¿Qué hay de verdad en eso? El padre Mario Arroyo, doctor en Filosofía por la Universidad de la Santa Cruz en Roma y catedrático de la Universidad Panamericana en Ciudad de México, lo explica en un artículo publicado en su sitio web “Teología para Millennials”. En su artículo “¿La Iglesia y el rock están peleados?”, el sacerdote señaló que si fuera pecado o estuviera mal escuchar ese género, necesitaría confesarse, pues le encanta cierto tipo de música rock. “Me fascinan grupos como Metallica, Nirvana, Guns N´Roses, Bon Jovi, Pink Floyd, entre otros”, indica. El religioso precisó que “no todo mundo en la Iglesia piensa igual”, pero sí hay “cierto sector del catolicismo, ávido de encontrar influencias demoníacas” en grupos y canciones. “En esto coinciden también algunos grupos evangélicos, proclives al puritanismo, que tienen la ociosidad de ‘poner las canciones al revés’ para ver si tienen ocultas alabanzas a satán”, continúa. Sin embargo, el padre Arroyo señala que “personalmente no creo que el demonio esté tan presente, como algunos piensan, en estos fenómenos musicales”. Lo que podría ocurrir, indica, es que “algunos se sirven del demonio como estrategia comercial, como para decir: ‘Yo sí soy malo, síganme los chicos malos’. No es que lo justifique o que me parezca bien, simplemente no creo que se trate de gente poseída o que realmente le dé culto al demonio”. El doctor en Filosofía precisa que para que sea considerado un pecado, debe cometerse de manera consciente. “Obrar mal de forma que sea imputable requiere advertencia, darse cuenta, ser consciente de que uno está actuando mal y hacerlo porque uno quiere”. “Uno puede obrar mal por inadvertencia, pero en ese caso no es imputable la falta, en términos coloquiales, no es pecado. Nadie peca sin darse cuenta o sin querer”, recuerda. El padre Arroyo indica que esto sirve “para descartar de un plumazo cualquier escrúpulo porque determinada canción, si la escuchas al revés, alabe al demonio. ¿Por qué? Porque en ese caso el que escucha y disfruta de la canción, ni quiere alabar al diablo, ni se da cuenta de ello. Si al diablo le sirve eso de alguna forma como ‘premio de consolación’ no lo sé, pero no lo creo”. “Ahora bien, algunas canciones o grupos sí que son más explícitos, y contienen en sus nombres o en sus letras alabanzas explícitas al demonio o blasfemias”, señala. “Incluso, es conocido que algunas bandas noruegas de Black Metal promovieron quema de iglesias, profanación de tumbas, homicidios y suicidios en los 90s del siglo XX, pero se trata de un movimiento marginal”, añade. Para el sacerdote mexicano, siempre se debe considerar el tema de darse cuenta o no. “Muchas personas no entienden inglés, de forma que les atrae el ritmo o la melodía. Si nunca se aperciben del contenido maligno de lo que escuchan no se les imputa la falta”. Para el padre Mario Arroyo “resulta más disolvente de las costumbres el reggaetón, baste pensar en las letras de Ozuna, que el Heavy Metal”. “La razón es obvia, suelen ser obscenas explícitas, pegajosas y de nula calidad musical. La belleza está ausente, dejando espacio al morbo”, advierte. “En cambio, algunos grupos de Metal se inspiran también en la Biblia, como Metallica y su ‘Creeping Death’ (narra la historia del ángel exterminador de las plagas de Egipto)”, recuerda. Para el sacerdote mexicano, “en líneas generales no creo que pueda decirse que rock e Iglesia están peleados, habría que ver caso por caso; algunas canciones sí, pero no es la generalidad ni mucho menos”. Con infirmación de ACI Prensa