Agencias / La Voz de MichoacánDesde que el director británico Christopher Nolan y el actor irlándes Cillian Murphy estrenaron Oppenheimer, las felicitaciones a ambos no han parado. La cinta que retrata la vida del que fue conocido como "el padre de la bomba atómica", J. Robert Oppenheimer, ha alcanzado una calificación muy cercana a la perfección por Rotten Tomatoes y quienes la han visto la consideran un filme inteligente sobre un tema importante, poderosamente actuado e increíblemente entretenido. Pero así como los halagos no han parado, también han surgido testimonios de personas y familiares que vivieron en carne propia los estragos de este terrible invento. El actor mexicano Pedro Armendáriz habría sido uno de aquellos afectados. J. Robert Oppenheimer fue el director del Proyecto Manhattan, un proyecto creado por el gobierno de Estados Unidos destinado al desarrollo de armas atómicas, y con este, el científico contribuyó de un modo decisivo a poner fin a la Segunda Guerra Mundial con el arma más devastadora creada por el ser humano. Cuando Oppenheimer vio los estragos que su invención causó en las pruebas en Alamogordo, Nuevo México, dicen los historiadores, presuntamente parafraseó una cita de las escrituras sagradas hindúes "ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos". De acuerdo con la historia y lo recreado en el filme, el Proyecto Manhattan eligió un punto deshabitado en el desierto de Nuevo México donde presuntamente tendrían un mayor control de la explosión, sus efectos y el clima para la prueba Trinity en julio de 1945. No fue así. Tras la prueba nuclear, y con el paso de los meses y años, los habitantes locales comenzaron a enfermar. Los casos se multiplicaron y fue hasta mucho tiempo después que sospecharon que estaban relacionados con lo ocurrido en el verano de 1945. A pesar de los casos, el trabajo de Oppenheimer habría influido en las siguientes investigaciones y pruebas nucleares. Utah también habría sufrido los efectos de varios de esos ensayos posteriores. Arméndariz, quien llegó a trabajar allí una década después, los vivió en carne propia. Hacia mediados del siglo pasado, Pedro Armendáriz era uno de los actores más reconocidos en la historia del cine, fue un ícono del cine de oro mexicano, uno de los actores preferidos del director Emilio el Indio Fernández y alternó con actrices como Dolores del Río y María Félix. Su talento lo llevó a grabar filmes en otros países como Francia, España, Italia y Reino Unido, además de Hollywood, en más de una decena de películas. Fue en 1956 cuando Armendáriz aceptó la invitación del mítico cowboy John Wayne para filmar El conquistador de Mongolia, cuyo rodaje se realizó en una zona desértica de Utah, sitio donde el gobierno de Estados Unidos había llevado a cabo pruebas nucleares en la frontera con Nevada que contaminaron el aire, los manantiales y las tierras en las que trabajaron por 13 semanas. De las 220 personas que formaron el crew, 91 personas se enfermaron de cáncer y 46 murieron como consecuencia de este mal tras haber estado expuestas a los altos niveles de radiación acumulados en el lugar. Armendáriz fue una de ellas. En 1962, el actor mexicano había logrado obtener un papel protagónico en la segunda película de la franquicia James Bond, From Russia With Love, al lado de Sean Connery y encarnando a 'Ali Kerim Bey', el jefe del Servicio Secreto Turco. Fue durante el rodaje que los primeros signos del cáncer empezaron a manifestarse como dolores de cadera que lo paralizaban y que lo obligaron a grabar sentado muchas de sus escenas. En una visita a Los Ángeles donde se sometió a una serie de estudios se le diagnosticó cáncer de huesos muy agresivo en fase terminal, y que se le diagnosticaba un año de vida. La noticia aparentemente habría deprimido al actor y, aunado a los dolores que sufría, este decidió quitarse la vida por un disparo el 18 de junio de 1963 en el Centro Médico de la Universidad de California.