Jorge Manzo/La Voz de Michoacán El 7 de enero no es cualquier fecha para los pobladores de Parácuaro, el pueblito bonito que describió en varias de sus canciones el ídolo, Juan Gabriel. Recuerdan que si viviera Alberto Aguilera Valadez estaría cumpliendo 70 años de vida, y quizá ya estaría retirado de los escenarios, descansando en su tierra natal, en donde reposan los restos de su madre, doña Victoria Valadez. Su rancho Juangácuaro aloja a su hermano sobreviviente, don Pablo. Sus pertenencias siguen ahí. “El comité regresa a casa Alberto” no olvida los sietes de enero, y le realiza los emotivos y sencillos homenajes que puede organizarle el pueblo, con cooperaciones y con la voluntad de los amigos del compositor de “Querida”, “No tengo dinero” “Aunque te enamores” y el “Noa Noa”, y del apoyo del gobierno municipal. Tienen la esperanza de que, los que se decían amigos del intérprete y compositor, vayan y en las faldas de su monumento le canten, como tantas veces lo hicieron cuando, aseguran, se sirvieron de él. Aunque se desencadenó la polémica de si seguía con vida, en Parácuaro no tienen elementos para creerlo, por lo que espera que sus restos sean depositados en su tierra natal, en donde también esperan a su heredero, Iván Aguilera, para contarle los proyectos que tiene para seguir manteniendo viva la imagen de quien logró una fortuna, que lo llevó a vivir con excentricidades que sólo alguien como él podía, como utilizar a diario calzoncillos nuevos o tener lujosos aviones para moverse de un lugar a otro. Él vendió más de 150 millones de álbumes, además de obtener regalías de casi mil 800 canciones que compuso. Su fortuna se calcula en 30 millones de dólares. Tenía propiedades en muchos lugares, entre ellos, en el pueblito enclavado en la tierra caliente. Su rancho sigue en posesión de su hermano, y los pobladores comentan que no ha sido desalojado, porque no quieren hacer más grandes los problemas, debido al padecimiento de salud que también enfrenta don Pablo Aguilera. Por lo pronto, este siete de enero en su casa natal, ubicada en la calle que lleva su nombre, a un par de cuadras de la plaza principal, fue visitada por fans, amigos y pobladores de Parácuaro. Más tarde, en el monumento que él mismo develó, con banda de viento le entonaron las mañanitas y le colocaron ofrendas florales. Las actividades se prolongaron hasta la noche, en donde se realizó un evento cultural con la presencia de artistas locales e invitados especiales.