El Universal/La Voz de Michoacán.Estados Unidos. En sus 50 años tras la lente, Martin Scorsese ha logrado un Oscar y al menos 13 nominaciones pero, ¿cómo logra que película a película siga convenciendo al público y la crítica por igual? Al parecer ni él lo sabe. Al menos así lo que considera el cinefotógrafo mexicano Rodrigo Prieto, quien vuelve a hacer mancuerna con el neoyorquino tras su colaboración en El lobo de Wall Street (2013) y Silencio (2016). Es decir, ya son viejos conocidos. “Yo creo que ni él mismo sabe cómo logra esa genialidad que cada filme tiene. También me queda claro que tampoco sabe qué busca en cada película hasta que está en el set con los actores y la cámara. Obviamente es muy cuidadoso a la hora de trabajar el guión, incluso diseña cómo va a filmar la película, él tiene una muy buena idea, la cual sigue desarrollando en edición”, detalló Prieto a EL UNIVERSAL. Amores perros, Secreto en la montaña y El lobo de Wall Street son algunos filmes. Ahora con "The Irishman" ("El irlandés"), filme inspirado en el libro "Escuché que usted pinta casas: la historia de Frank Sheeran" y el caso final sobre Jimmy Hoffa del abogado Charles Brandt, se dice desde sus primeras proyecciones que será una posible competidora en la próxima entrega del Oscar. La flexibilidad que suele tener Martin a la hora de filmar es algo que Prieto disfruta de trabajar con él; afirma que aunque el estadounidense es uno de los grandes cineastas de este siglo, nunca cree saber más que sus compañeros en el set de filmación. “Martin no es alguien que diga: ‘ya sé cómo hacer cine, soy el maestro Scorsese’, él mismo siempre dice: ‘I don’t know’, esa es una expresión que él usa muy seguido y creo que no es falsa modestia, lo dice en serio, es un genio cuya parte de su talento radica en ir resolviendo las cosas como van fluyendo, es alguien que se adapta. Me encanta esa vulnerabilidad que siempre muestra, porque eso es cierto, yo muchas veces tampoco sé exactamente qué va a pasar, el cine es muy aleatorio, muchas cosas están pasando y están fuera de tu control y el reto es saber sacarlas adelante”. El largometraje sigue la vida de Frank Sheeran (Robert de Niro), veterano de la Segunda Guerra Mundial, estafador y asesino a sueldo quien al final de su vida recuerda su participación en el asesinato de Jimmy Hoffa (Al Pacino). Uno de los grandes misterios sin resolver del país: la desaparición del legendario sindicalista Hoffa. Con una duración de tres horas y media, este filme, que es la primera colaboración entre Scorsese y Netflix, brinda al espectador una teoría acerca de lo que pudo pasar con la vida de Jimmy, tras su desaparecición en 1975. A su vez da un recorrido por los turbios entretelones del crimen organizado de Nueva York, así como da una muestra de los mecanismos internos, rivalidades y su conexión con la política. Aunque por todos lados se escucha que "El irlandés" es “el regreso de Scorsese al cine que lo dio a conocer”, es decir, el que retrata a mafiosos neoyorquinos, Rodrigo considera que esta cinta que estrena hoy en Netflix, habla acerca de la vida y las decisiones que se toman y, claro, las consecuecnias que cada decisión genera. “La película se pregunta ¿qué significa la vida?, estos personajes —Frank Sheeran (Robert de Niro) y Jimmy Hoffa (Al Pacino)— viven circunstancias extraordinarias, cosas de vida o muerte, y se retrata la política estadounidense. Lo de querer derrocar a Castro en Cuba también tiene que ver con asesinar a J. F. Kennedy, pero al final ¿qué importa eso? La película es muy melancólica, es muy potente y especial. Eso hace a la película distinta a Casino u otras películas de Scorsese; esta película va más allá, es sobre una persona que ha vivido cosas extraordinarias y toma decisiones y cómo estas lo acompañan hasta su muerte”. Tras ser parte del éxito de Amores perros (2000), Prieto tuvo propuestas de trabajo en Estados Unidos y con ellas, cuestionamientos que pusieron en duda su talento. Fue ahí donde le tocó demostrar que su trabajo en la cinta de Iñárritu no fue un golpe de suerte. “Muchos directores al inicio pensaron que gran parte de lo que hice en Amores perros fue por (Alejandro González) Iñárritu y que él fue quien me dijo qué hacer; tuve que demostrarles que, si bien él es un estupendo director y guía siempre a su equipo, mi trabajo también sumó a la película”, dijo.