Serie “Señorita 89” muestra problemas de México con la belleza de pretexto

Esta producción mexicana, ambientada en los años 80, expone lo que existe detrás de esas mujeres llenas de glamour que sonríen sin titubeos frente a las cámaras, pero también lo que hay dentro de cada una de ellas.

Foto: EFE.

EFE / La Voz de Michoacán

Ciudad de México. Con el trasfondo de lo que ocurre en un concurso de belleza entre 32 mujeres mexicanas, la nueva serie de Lucía Puenzo, “Señorita 89”, expone los grandes temas urgentes de un país inmerso en la corrupción, el machismo y la violencia.

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“Vivimos en un país en crisis, tal vez (la serie muestra) problemas arquetípicos -como una chica de Chihuahua que trabaja en una maquila- pero en realidad estamos hablando de un montón de problemas políticos en general con el pretexto de la belleza”, cuenta en una entrevista con Efe Ilse Salas, la matriarca de la ficción que estrena el 27 de febrero por Starzplay y Pantaya.

La serie ambientada en los años 80 muestra lo que existe detrás de esas mujeres llenas de glamour que sonríen sin titubeos frente a las cámaras, pero también lo que hay dentro de cada una de ellas.

Lo que hay es oscuridad, un mundo de desigualdad, racismo, maltrato y dominio por un lado, y por el otro, su universo interno, una sensación de insuficiencia, miedos, inseguridades y problemas personales.

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“La belleza parece ser la única llave que tenemos (las mujeres) para una vida mejor porque estamos en un sistema que nos quiere complacientes y agradables. La pregunta que hace la serie es ¿cuál es el precio y qué estamos ganando realmente?”, dice Ximena Romo quien da vida a la profesora Elena.

MOSTRAR LA REALIDAD

Salas recuerda la “fiesta familiar” que convocaba el ver en televisión el concurso de “Señorita México”. Al echar una mirada al pasado, cuenta que nunca dimensionó “la crueldad de comentarios” sobre el físico de quienes participaban.

Juan Manuel Bernal, una de las figuras masculinas de poder en la historia, coincide con Salas, por eso a la hora de interpretar a su personaje, un político que se beneficia del sufrimiento de las jóvenes, decidió mostrarlo con tal crudeza que fuera imposible no identificar su maldad en casos de la realidad.

“En un principio me preguntaba si quería hacer al personaje tan obvio, después pensé en esas mujeres que teniéndolo en casa no lo ven, y dije, lo voy a hacer evidentemente obvio”, reflexiona.

Ilse Salas, Ximena Romo, Coty Camacho, Leidi Gutiérrez, Natasha Dupeyrón y Bárbara López coinciden con que la serie les cambió la percepción que tenían de estas mujeres que incluso llegaron a catalogar como vanidosas y superficiales.

“Cada una viene de una realidad muy dura y es importante que se nos quite esta concepción de que las mujeres que participan en certámenes de belleza son frívolas y que (los concursos) los ven como una salida para llegar a un lugar mejor”, asegura Salas.

“Mi personaje representa las mujeres que estamos en un privilegio y que llegamos a pensar que estamos fuera de un sistema patriarcal y que lo vemos desde afuera y decimos, 'ay esas tontas'“, critica Romo.

REPENSAR LA BELLEZA

La diversidad de mujeres de la serie nutre en la realidad y en la ficción la forma en la que las actrices y sus personajes afrontan la belleza.

“Para mí ha sido un tema en el que no me sentía cómoda, crecí con bullying, se nos discriminaba por el color de piel (...) Hoy me siento fuerte y sé que la belleza no va de tallas ni de dónde naciste”, cuenta la actriz oaxaqueña Coty Camacho.

Lo mismo sucedió con Leidi Gutiérrez, quien cuestiona que la piel morena siempre representa la sumisión y el dolor.

Sin embargo, para Dupeyrón, haber crecido en el estándar de belleza aceptado también fue difícil y es un tema que la conmueve.

“Era mucha presión todas las mañanas desde que era muy chiquita, despertaba pidiendo que mis ojos se volvieran cafés, estaba cansada de que me dijeran lo linda que era, toda esta presión me hizo crecer con mucha inseguridad de nunca llegar a esa perfección”, cuenta la actriz.

Asimismo, Bárbara López opina que este tipo de formatos y concursos deben, sino desaparecer, evolucionar.

“La belleza es algo que siempre va a existir y siempre va a significar lo que es, el problema es el valor que le hemos dado”, finaliza.