Óscar Chávez y el 68

La Voz de Michoacán. Las últimas noticias, hoy.

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Gustavo Ogarrio

El movimiento estudiantil del 68 también tuvo su poética popular: pintas en las bardas, consignas, rumores en voz alta, canciones, corridos, baladas para los granaderos y gorilas…relatos, crónicas y fotografías del movimiento, antes y después de la masacre del 2 de octubre. Óscar Chávez fue una figura representativa del 68 y su cantor en mítines y plazas, de esto dan cuenta los dos volúmenes de canciones titulados “México 68”.

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Su canto fue indignación, denuncia, parodia y sátira de un gobierno represor y de exterminio, pero también una didáctica popular que trasmitía lo que no se podía enunciar abiertamente: una crítica radical al Estado mexicano, a la “prensa vendida” que respaldaba incondicionalmente al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, imágenes y crónicas que se cantaban a favor del movimiento del estudiantil y en abierto desafío al “aparato de Estado”.

La voz de Óscar Chávez es la guía de una mística política que caricaturiza –literalmente–  el poder político para captarlo en toda su violencia, en su grotecidad de gigante desalmado. Ante la “traición del mal gobierno”, que culmina en la masacre de Tlatelolco, las canciones de Óscar Chávez cumplen funciones políticas básicas en las que ideología y música se articulan para hacer propaganda, despertar conciencias, invitar a la rebelión o a sumarse a la guerrilla; generar las condiciones para una revolución que viene de la “izquierda nacional”, la que está presa en ese momento, la de Valentín Campa y Demetrio Vallejo.

Corridos, marimbas, arpas, sones veracruzanos, huapangos, canciones infantiles: la canción de protesta a la que le da forma popular, revolucionaria y urbana Óscar Chávez es sumamente heterogénea, rabiosa, fugaz y contundente, pero también festiva y alegre, una alegría de transformación revolucionaria.

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