Los alcatraces estaban sobre la mesa y Camilo Sesto apareció en el escenario de blanco y tenis. De brillantes, su traje, y cabello al estilo setentero, el español habló de amor, perdón, desamor y otras aventuras románticas. Su entrada provocó que las primeras filas mandaran al diablo el orden y se volviera un suceso estilo festival de música, en donde la lucha por estar lo más cerca del ídolo era sin cuartel. Alguna de ellas, porque hay que decir que "ellas" eran las más, quedó enfrente de él y en la más pura expresión de devoción intentó hacerle llegar un mensaje a su amor platónico por medio de un cuaderno. El relativo desorden de las primeras filas les duró unas ocho canciones antes de que fueran invitados a volver a sus lugares. Y mientras tanto, los músicos de estilo rockero le daban duro a las baladas suaves y rítmicas que acompañadas de prosas de amor tenían derretidos a los asistentes de la Arena Ciudad de México. Entre agradecimientos y recordando los buenos momentos de sus éxitos, Sesto le puso energía a los pulmones y entre movimientos un poco trabados se dedicó a complacer. Temas como "Con el viento a tu favor", "Llueve sobre mojado", "Mientras me sigas necesitando", "Mi mundo tú", "Donde estés, con quien estés", entre otros fueron las más aplaudidas. Por unos instantes Sesto dejó el escenario para que sus coristas y músicos tuvieran un momento con el público antes de que él regresara enfundado en negro y chaleco rojo. Con pandero en la mano la segunda parte del show incluyó improvisaciones a capela y más galanteo del cantautor con sus seguidoras más cercanas al escenario. Por alrededor de dos horas, Camilo Sesto, de 69 años, cantó sus éxitos con la música que lo acompañó a convertirse en uno de los artistas más reconocidos de los años 70 y 80.
La Voz de Michoacán
