México- Charles Spencer Chaplin (1889-1977) no sólo destacó como actor, cómico, director, productor, escritor y creador del icónico personaje del cine mudo "Charlot", más que eso, él era un gran contador de historias con la capacidad de hacer comedia y con una vuelta de tuerca llevar al espectador a la melancolía total. Así lo consideró el crítico e investigador de cine José Antonio Valdés Peña durante la clase magistral que ofreció en la Cineteca Nacional para presentar el ciclo "Chaplin para siempre", el cual incluye seis de los filmes más representativos del cineasta británico. Durante la charla, Valdés Peña compartió con el público anécdotas, datos curiosos y un poco del lado oscuro de quien es considerado un símbolo mundial del cine silente; cómo fue creando a su personaje "Charlot", un vagabundo que además de su obsesión por la comida, fue adquiriendo una conciencia crítica ante las situaciones sociales que se vivían en aquella época. "‘Charlot’ era un vagabundo que se parecía al propio Chaplin de joven, un hombre que tiene como principal obsesión la comida, y aunque en los primeros cortometrajes que realizó durante la década 10 se mostraba como un pícaro pica ombligos, conforme va tomando independencia creativa va moldeando al personaje", expresó el crítico. El también jefe de Información de la Cineteca Nacional explicó cómo "Charlot" pasó de ser el vagabundo pícaro a un personaje con una clara conciencia de lo que pasaba en la sociedad estadunidense y del significado de la migración, porque él mismo fue migrante y eso lo retrató en la película "La calle de La Paz". Fue así como "Charlot" se convirtió, siempre a través de la comedia, en un luchador social, con una noción de la sociedad dura, que hace una crítica al desempleo, a la injusticia social, hasta llegar al filme "En el gran dictador", en el que Chaplin se atreve a vaticinar lo que iba a pasar en Alemania, lo que significó el término de su trabajo en Estados Unidos. Una de las curiosidades que se cuentan, dijo José Antonio Valdés, es que uno de los admiradores del artista y de la cinta "El gran dictador" fue el propio Adolfo Hitler. Otro dato curioso es que el actor no sólo estaba obsesionado con la comida, que está presente en todas sus películas, también era un obsesivo a la hora de filmar y podía repetir una misma escena hasta 300 veces. Finalmente, Valdés Peña invitó al público a disfrutar del ciclo organizado por la Cineteca Nacional y la cadena Cinépolis, bajo el título de "Chaplin para siempre", el cual incluye los filmes "El chico", "Tiempos modernos", "Luces de la ciudad", "La quimera de oro", "El circo" y "El gran dictador".