Los mexicanos cantaron, lloraron y se extasiaron con la enigmática voz de Lana del Rey, quien en su segunda visita al país logró que más de diez mil almas cantaran y se conmovieran con su cadenciosos y melancólico sonido. Vestida con un short de mezclilla corto, blusa blanca y una flor del mismo color, que hacía contraste con lo obscuro de su cabellera negra y larga, Del Rey interpretó canción tras canción, irradió sensualidad misma que sus seguidores no dejaban de admirar y alabar mediante miles de ensordecedores gritos. Los primeros temas con los que logró arrebatar los primeros suspiros fueron "Cruel world", "Cola" y "Body electric", que uno a uno fueron coreados, mientras Lizzy -nombre real de la intérprete- correspondía con breves y pícaras sonrisas. Siempre accesible, en más de una ocasión Lana se acercó a sus admiradores que se encontraban en las primeras filas, a quienes firmó diversos objetos como posters, gorras, discos y algún boleto, al tiempo que a algunos de ellos les estrechaba las manos. "Así que me siento muy afortunada y feliz de estar aquí con ustedes", fueron algunas de las breves intervenciones que tuvo con el Coloso de Reforma, antes de interpretar otros éxitos como "West coast", "Born to die", "Ultraviolence" y "Old Money". De los temas mas aclamados por el auditorio estuvieron "Summertimes sadness", "Ride" y "Videogames", que a su vez estuvieron acompañados por sus respectivos videos musicales que se proyectaban sobre una pantalla al fondo del escenario. Sin una gran producción, Lana del Rey enloqueció a los presentes, quienes no necesitaron ver grandes coreografías, luces láser o juegos pirotécnicos para terminar complacidos ante la cantante.