El Universal/ La Voz de Michoacán Ciudad de México. Con 26 mil pesos en el bolsillo y en un foro cercano al Estadio Azteca, Jorge Fons dio en mayo de 1989 el claquetazo inicial de Rojo amanecer. El departamento en el que una familia pasaba la masacre estudiantil de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, había sido construido gracias a recuerdos de todos. https://youtu.be/qfoAEW8YKNg Julio, hijo del realizador, llevó muebles propios y los Bichir (Demian y Bruno) sus fotos de niños como decoración; María Rojo y demás, prácticamente no cobraron por su trabajo. Todos estaban muy comprometidos, fue una película que hicimos sin dinero. El foro lo prestaron, mi hijo llevó los libros y una foto del Che que ahí se ven; los Bichir eran amigos, la hicimos de una manera muy casera", recuerda Fons. "Entrábamos temprano y salíamos a las 10 u 11 de la noche, todos queríamos hacer un buen trabajo", narra el realizador. https://youtu.be/rFE6cDpyB3I Rojo amanecer fue apoyada inicialmente por Héctor Bonilla y rescatada por Valentín Trujillo, quien fue convencido para inyectar dinero cuando este se acabó. La cinta, recuerda, fue vista en la Residencia Oficial de Los Pinos por Carlos Salinas de Gortari, entonces Presidente de la República. Al término de la función, el mandatario solicitó fueran retiradas las escenas donde se hacía mención del ejército y la escena final donde un militar pasaba frente a un edificio. Trujillo aceptó. "El guión no se había dado a Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) porque seguro lo censurarían, sabíamos que estábamos arriesgando todo por algo bueno", comenta Fons. Pasaron 20 años para que la ficción retomara la matanza estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.