Agencias /La Voz de Michoacán Estados Unidos.Corría el año 2001 cuando la consagrada actriz Sharon Stone sufrió un inesperado derrame cerebral que casi le cuesta la vida. Tenía un 99% de posibilidades de morir y sólo un 1% de superarlo y, afortunadamente, lo logró. Sin embargo un derrame cerebral no es moco de pavo y la artista confiesa que le ha costado siete años superar ese derrame y el sangrado que le conllevó. Además de eso, el gasto económico derivado de la atención a su ictus fue realmente devastador para ella. “Hice una segunda hipoteca sobre mi casa y lo perdí absolutamente todo, incluyendo mi espacio en la industria del cine. Y yo era como la gran estrella del momento, ¿sabes? la princesa Diana y yo éramos tan famosas, ella murió y yo sufrí un ictus. Y las dos fuimos olvidadas”. Desde aquel momento Sharon se dedicó de un modo solidario a visibilizar y concienciar sobre las enfermedades cerebrales que suelen afectar a mujeres de cierta edad. Es embajadora en la gala amfAR desde hace 15 años y es que esta experiencia le cambió la vida para siempre. Sharon Stone y su LBD de transparencias Ahora lo tiene claro y aconseja a otras mueres: ”Si tienes un dolor de cabeza muy fuerte, ve al hospital. Yo no fui hasta el cuarto día de mi derrame. La mayor parte de la gente muere. Tenía un 1% de posibilidades de sobrevivir cuando me operaron, y durante un mes no supieron si sobreviviría". A pesar de que su madre y su abuela ya había sufrido derrames cerebrales antes que ella, su sangrado duró casi 10 días y eso le dejó secuelas contra las que ha tenido que luchar. Sharon Stone se volvió tartamuda, no sentía la pierna izquierda ni veía casi nada, no podía andar y no era capaz de leer. La estrella de Hollywood ha explicado a Variety que “La gente y mis propias compañeras de industria me trataron brutalmente mal. Fue muy desagradable” y matiza: “Desde mujeres de mi propio mundo laboral hasta la juez que llevó mi caso de custodia de mi hijo adoptivo, no creo que nadie entienda lo peligroso que es un derrame para las mujeres y lo que se tarda en recuperarse:; yo tardé siete años.” Sharon explica que aquellos años fueron un infierno y es que, además de perder la custodia de Roan en 2008, también tenía que intentar hacer avances físicos e intelectuales para que alguien volviera a darle una oportunidad. Por suerte logró ir mejorando y, en medio de gente que no la trató como merecía, apareció Bernard Arnaul, el dueño de LVMH: “Le estaré siempre agradecida a Bernard, él me rescató dándome un contrato con Dior."