Notimex/La Voz de Michoacán Ciudad de México. Jornadas extenuantes de trabajo, robo en el pago de regalías por la venta de sus discos y shows, ausencia de los padres durante las giras, payola a estaciones de radio, romance entre los integrantes y hasta con las mamás de los fans, son algunas de las revelaciones que hacen en el documental de Parchís, a 40 años de su fundación. De acuerdo con el arreglista Josep Llobell, no todos los integrantes cantaban, por lo que durante la grabación de sus discos, las voces tuvieron que ser reforzadas por intérpretes profesionales. “No me importaba si cantaban o se desdoblaban en el estudio, lo que importaba era venderles a ellos (al público) su simpatía, su naturalidad, su manera de moverse y manera de tratar con la gente”, comenta Ignacio Janer, director de Discos Belter a través del filme dirigido por Daniel Arasanz que ya se encuentra disponible en la plataforma Netflix. La payola en radio para tocar sus temas Una vez creado Parchís, que originalmente sería de cuatro integrantes, los empresarios de la disquera Belter apostaron todo su capital por Tino, Yolanda, Gemma, David y Óscar con la esperanza de recuperar la inversión con creces y a corto tiempo. A fin de lograr que sus temas se tocaran de manera constante en la radio, cada mes la disquera entregaba un total de 500 mil pesetas que se repartían a locutores de las estaciones de radio en cheques de 10 al 20 mil pesetas, aseguró Salvador Fenollar, jefe de ventas de Belter. Madre de Óscar denunció explotación a los integrantes Las madres o padres de los integrantes no estaban presentes durante las giras salvo por la mamá de Óscar que así lo exigió. Sin embargo, al ver que a su hijo se le estaba “explotado”, decidió sacarlo de la agrupación y en su lugar entró el pelirrojo Frank, así lo relató el propio Óscar a través del trabajo fílmico. “Este niño era problemático, era constante que se peleara con los otros, quizá porque era el más pequeño”, decía Ignacio Janer y Óscar admitió que se llevaba bien con Gemma, pero con los demás no tanto; incluso, lo veían como el sobreprotegido de su madre. “A su mamá nunca le hacíamos caso y cuando mi madre llegó, se dio cuenta de que aquello era un descontrol, que no había límites, ni disciplina y nadie que se ocupara realmente de nosotros”, confesó Yolanda mediante el documental. Los desmanes en los hoteles Cuando sus padres fueron a ver a los niños, se encontraron con un paisaje que no les gustó nada porque vieron que estaban muy desatendidos, que tiraban cosas desde la terraza para ver si caían en la cabeza de alguien. O llamaban al 'room service' para pedir lo más caro de la carta, tipo caviar, para luego no comérselo”, señaló Joaquín Oristrell. “No es que destrozáramos los hoteles, pero nos creábamos pistas americanas de entrenamiento. Hacíamos tiendas de campaña con las camas y ya no podíamos volver ahí”, confesó Frank. “Durante una temporada nos convertimos un poco en ladrones, robábamos perfumes en el avión. Llegábamos a las tiendas de souvenirs para turistas y cuando veíamos algo que nos gustara, lo robábamos. Al llegar al hotel, era ver cuánto tienes tú y cuánto tengo yo”, apuntó Óscar entre risas. Para evitar más indisciplina, se contrató a profesores que los mantuvieran en orden dado que tenían en puerta más giras de shows con jornadas de hasta 18 horas al día. “Por la mañana actuábamos en un auditorio y por la tarde en otro sitio, nos preguntábamos cómo estaba montado eso”, decía Gemma, mientras que Frank cuenta que se presentaron en lugares muy dispares, diversos y hasta complicados. ¿A dónde iba a parar el dinero que ganaban? “Yo tenía buena relación con la gente que los llevaba, pero cada vez que nos íbamos de viaje, le decía al resto de los papás lo que había y lo que había era que los niños no cobraban, que estaban explotados, que todas las actuaciones que tenían estaban llenas y, entonces, ¿dónde iba a parar el dinero?”, denunció Victoria Cañadas, madre de Óscar. Parchís filmó siete películas. De acuerdo con Gemma, la primera transcurrió en Mar del Plata, Argentina. “Estábamos en un hotel enclavado en la playa durante un mes o más”, relata. “Una vez a la semana le llamábamos a uno de los padres y ese papá le llamaba a todos los demás”, reveló Yolanda, en el filme. Los romances entre sus integrantes y con Paulina Rubio En sus ratos libres, decía Gemma, hacían un poco de “desmadre”. “Porque yo tenía novio y el otro también, y porque hacíamos lo que se nos daba la gana. Nos íbamos a dar unos besos por aquí, pues no había nadie que nos estuviera vigilando”, añadió Yolanda. “Todos le hemos dado un beso a Yolanda y en un momento dado a todos nos ha gustado. Gemma también, pero ella tenía otra forma de relacionarse”, reveló Frank ante lo cual respondió Yolanda que con ninguno de sus compañeros llegó a tener una relación más allá. “Solo estábamos experimentando y jugando, conociendo los cuerpos y este tipo de cosas”, explicó al tiempo de revelar que su primer beso fue con Tino, mientras que Frank confesaba que siempre estuvo enamorado de ella. “Era hermosa y preciosa, viví enamorado desde los nueve años y ha sido el amor de mi vida. Fui consciente de que ella crecía, que tenía sus pretendientes y que contra eso no podía luchar”, platica el pelirrojo. Jorge Berlanga, quien fue el representante de Parchís en México, dio a conocer que Paulina Rubio cayó perdidamente enamorada de David, por lo que siendo líder de Timbiriche, ella exigía las reuniones constantes entre los grupos solo para verlo. En lo referente a los excesos, se revela que “Tino fumaba y a veces bebía, aunque por suerte no le gustaba mucho el alcohol. Tuvo relaciones sexuales muy tempranas y de una manera muy gratuita. Incluso, algunas de las mamás de las fans aparecían escondidas en el armario del hotel donde se hospedaba”. La llegada de Parchís a México causó revuelo dado el éxito que había conquistado en España y en otros países. Imitando la idea, ejecutivos de Telesistema Mexicano, hoy Grupo Televisa, crearon a Timbiriche, que también basó su nombre en un juego de mesa. Aunque la agrupación mexicana logró conquistar al público infantil, en ese momento no logró alcanzar el mismo nivel de audiencia de Parchís que se presentó en concierto en el Estadio Azteca, ante más de 100 mil personas. La debacle del grupo ante la salida de Tino “Cuando quisimos irnos del grupo, no fue fácil porque había giras pendientes y contratos”, reveló David. Tino fue el primero en abandonar Parchís para iniciar una carrera como solista y sus compañeros jamás se lo perdonaron, pues con su ausencia vino la debacle. Chus entró en su lugar y tenía mucho talento, pero nunca volvieron alcanzar la cima del éxito. Fue en 1985 cuando concluyó el proyecto sin una gira de despedida ni anuncio oficial.