Agencias / La Voz de Michoacán Berlín, 20 de julio.- El 19 de julio de 1988, Bruce Springsteen tocó en un recital autorizado en Berlín Oriental ante 300 mil personas, y hoy, 25 años después, recuerdan ese concierto como pieza clave en la caída del muro. En Rocking down the Wall, el periodista estadunidense Erik Kirschbaum reconstruyó el que fue el mayor concierto de la historia de la ex-República Democrática Alemana (ex-RDA), concluyó que ese día fue un momento clave y reunió las fuerzas para las marchas pacíficas que pusieron fin a la cortina de hierro y a la Guerra Fría. La música estadunidense estaba prohibida en la Alemania Oriental (ex-RDA), en particular el rock estaba considerado por parte del Gobierno como un género “decadente”. Aún así, encuestas secretas que se llevaban al cabo a través de la Stasi (Ministerio para la Seguridad del Estado) demostraban que en los ochenta, la gran mayoría de los ciudadanos del Este escuchaban de manera clandestina las radios occidentales. Algo empezaba a cambiar en aquellos años: algunos grandes éxitos occidentales estaban en el mercado –aunque a menudo a los ciudadanos del Este no le alcanzaba el dinero para comprarlos– y se empezaban a organizar conciertos. Tocaron en el Este Bob Dylan, Depeche Mode, y Joe Cocker que llegó a concentrar en la localidad de Weisensee a más de cien mil espectadores. “Sin embargo Bruce Springsteen lo superó todo”, aseguró Kirschbaum. En particular había sido la juventud comunista, la FDJ, quien había presionado para autorizar el recital y se había hecho cargo de la organización. Según los documentos desclasificados de la Stasi, el entonces Ministerio de Seguridad (de la ex-RDA) en los que se basa el relato de Kirschbaum, la FDJ “maquilló” el recital como un evento de solidaridad con Nicaragua. Dijeron que Springsteen había regalado una imprenta a ese país y por lo tanto sería el artista indicado, aunque queda claro que fue una excusa”, aseguró Kirschbaum. “Se habían vendido 160 mil entradas que sin embargo eran muy fáciles de falsificar. Además, alrededor del lugar del recital en Weissensee se creó lo que algunos diarios de la época describieron como el mayor atasco de la historia de la RDA”, relató. Según el examen de fotos aéreas realizado por algunos expertos, los presentes fueron el doble. La presión de la multitud en las entradas forzó la apertura del recital a todo el público, alrededor de 300 mil personas. El libro está acompañado por las entrevistas con algunos testigos de la época como el conductor de Springsteen, quien aseguró que tuvo problemas en conducir a la estrella al escenario, porque se encontró enmedio del atasco y los policías no querían dejarlo pasar. “Bruce Springsteen subió al escenario y cantó durante tres horas”, dijo Kirschbaum, “con sus canciones y su discurso dio a los presentes todavía más ganas de libertad”. De hecho, de todas las estrellas occidentales que tocaron en la RDA, Springsteen fue el único que lanzó un mensaje político: “Vine aquí para tocarles rock'n'roll en la esperanza de que un día todas las barreras puedan ser derribadas”, dijo. Justo después cantó Chimes of Freedom y el público enloqueció. “Está claro que el muro se habría caído de todas formas”, concluyó Kirschbaum, “pero este recital aceleró el proceso”. También Bruce Springsteen conservó un recuerdo muy fuerte de aquel momento y lo recordó hace dos semanas en un concierto en Leipzig, 25 años más tarde. “Uno de los mejores recitales que he tenido, fue obviamente el de Berlin Oriental en 1988. Fue un día increíble y emocional para nosotros. Creo que al día de hoy sigue siendo la ocasión en la que tocamos para más personas, y para los que entre ustedes se pueden acordar de aquel día, dedico esta canción”, y tocó Born in the USA.