Jorge Manzo/La Voz de Michoacán Parácuaro, Michoacán. Alberto Aguilera Valadez hoy estaría cumpliendo 69 años de edad. Su "pueblito bonito" enclavado en la tierra caliente hoy lo recuerda con su música, flores y con un verdadero ambiente de fiesta. Están conscientes de que no está vivo, pero saben que la manera en que lo pueden tener siempre en su mente es a través de su legado musical. Como es una tradición, sus amigos más cercanos se reunieron a temprana hora en la casa natal. Ahí, en donde doña Victoria Valadez en 1950 dio a luz al menor de la dinastía Aguilera, le cantan las "mañanitas" y le llevan flores. Ese hogar aún pertenece a la familia del cantautor michoacano. Hay cientos de historias que resguardan los muros de teja de esa vivienda. En la plaza principal, a unos pasos de donde está erigido una escultura que el mismo Juan Gabriel develó, hay flores y música. Las canciones que grabó e interpretó son retomadas con artistas invitados. Silvia Zepeda, originaria de Apatzingán, es la invitada estelar. Ella estuvo en el programa de televisión de Azteca, La Academia, en donde obtuvo el quinto lugar. El Comité Regresa a casa Alberto tiene una serie de tareas que quiere aterrizar con el apoyo de la familia Aguilera Valadez, entre ellas, poner en marcha un museo con artículos y recuerdos del artista. Hay un predio que le pertenecía a él, y ahí es en donde tienen los planes para edificar el espacio que sería uno de los atractivos para propios y extraños Los integrantes del Comité Regresa Casa Alberto, en su mayoría amigos cercanos del michoacano, están seguros de que sí murió y que Joaquín Muñoz, el exmánager que levantó pólvora con la noticia de que reaparecería, sólo intenta aprovecharse de la imagen del artista. La historia de su muerte Hace dos años que en Santa Mónica, California se reveló que había fallecido el cantautor prolífico, de la talla de José Alfredo Jiménez o Pedro Infante. Caminó 45 años de carrera en donde acumuló más de 15 mil presentaciones. Antes de morir él llegó a cobrar un millón de dólares por concierto. En Michoacán estuvo justo unos meses antes. Su legado se queda en las más de mil 800 canciones que compuso y en los más de 150 millones de álbumes vendidos. Era el michoacano más poderoso. Ganaba como compositor, productor y como intérprete. La fortuna ahora está en manos de su hijo mayor Iván Aguilera, pero su vida no fue fácil. Enfrentó múltiples problemas que iban desde denuncias por evasión de impuestos tanto en Estados Unidos como en México. Su fortuna hoy en día está impugnada por supuestos hijos que han aparecido tras su fallecimiento.