Ciudad de México.- La mayoría de mujeres culpa a las hormonas por sus problemas de peso… y pues sí, de hecho tienen toda la razón en hacerlo. El desequilibrio de los niveles hormonales controlan el apetito, antojos y en dónde se acumula la grasa. Por fortuna, cada vez vamos aprendiendo más sobre estos químicos, así que, una vez que sepamos cómo se comportan naturalmente, podrían volverse, en lugar de nuestros enemigos, nuestros mejores aliados. Cortisol Comportamiento animal: Se puede volver salvaje ante la presencia del estrés o incluso cuando te sientes amenazada. Una vez que el peligro haya cedido, incrementa el apetito para que puedas recuperar tu energía. ¿El resultado? Aumento de peso en la parte abdominal. Cómo controlarlo: Primero que nada córtale su fuente de energía principal: la cafeína. Si ves que vas a tener una semana muy pesada por delante, ¡evita estresarte! Esto lo puedes hacer fácilmente con videos graciosos, y es que la risa, e incluso la anticipación de ésta, puede disminuir los niveles de cortisol casi a la mitad. Testosterona Comportamiento animal: Esta testosterona es bien conocida por su tendencia a fortalecer los músculos, la energía y el deseo sexual. Así que, cuando no hay, los músculos se atrofian y el metabolismo se alenta, lo cual resulta en un aumento de peso. Esta misma testosterona empieza a disminuir al principio de tus 20s cuando empiezas a tomar métodos anticonceptivos. Cómo controlarlo: No hay otra forma más que el ejercicio, especialmente el entrenamiento de resistencia, el cual acelera la producción de testosterona. También puede ayudar una dieta con menos azúcar, y es que ésta puede apagar ese gen que regula la cantidad de testosterona activa en el cuerpo. Leptina Comportamiento animal: La leptina es la que regula el apetito. Y si empieza a desaparecer su hábitat (las células grasas), ésta empieza a disminuir. Esto quiere decir que no podrás regular tu apetito y no te llegará la señal a tu cerebro de que has comido suficiente, así que seguirás comiendo… y comiendo… y comiendo. Cómo controlarlo: Evita dietas rápidas y toma un camino más lento, pero certero. También asegúrate de recibir una buena dosis de zink, el cual puedes encontrar en frijoles y res. Grelina Comportamiento animal: Esta hormona también regula el apetito. Cuando tienes el estómago vacío, le pide a tu cerebro que mande la señal de hambre. Después de comer algo, se tranquiliza por unas tres horas, pero cuando bajas de peso, tu cuerpo cree que está teniendo hambre, así que empieza a pedir más comida y acelera la producción de grelina. Cómo controlarlo: Un estómago lleno calmará la grelina. El punto aquí es comer cada 3 horas, y cosas que no tengan muchas calorías. ¡Ah! Y ya que estás en eso, también te caería bien dormir lo suficiente. Los niveles de sueño bajo aumentan los niveles de grelina que acumulan más grasa. Estrógeno Comportamiento animal: Como su hermana, la progesterona, es responsable de los antojos que acompañan el ciclo menstrual. Es una criatura muy complicada: cuando no está muy activa, antes de que inicie el periodo, serás muy susceptible a cambios alimenticios. Pero cuando empieza a recuperar poder, justo antes de la ovulación, no tendrás apetito. Paradójicamente, esta bella dama es tan fuerte, que puede superar a su hermana, la progesterona, lo cual vuelve la pérdida de peso una misión muy difícil. Cómo controlarlo: Para tenerla en un buen equilibrio, asegúrate de comer suficiente fibra, la cual calma el estrógeno. Mi recomendación es un jugo o smoothie verde, pero no te caería nada mal comer suficientes verduras todos los días. Twitter @AndyBouchot