Ciudad de México.- Sabes que quieres bajar un par de kilos, y sabes exactamente qué cambios debes hacer para lograrlos… pero también sabes que será muy difícil y simplemente no puedes motivarte a dar el primer paso. Siempre dices: “Mañana empiezo”, pero ese mañana nunca llega. ¿Y ahora, estás destinada a seguir así toda la vida? - Establece porqué quieres bajar de peso: La gente pierde motivación porque pierde la razón por la que estaban haciendo el cambio. Tu meta debería ser clara y específica. Así no sólo tendrás una misión que te motive, sino que también te ayudará a construir el moméntum desde el principio. Así podrás recordarla y concéntrate en lo que quieres lograr. - Define tus obstáculos: La falta de motivación puede ser el síntoma de otros factores, tales como fatiga y estrés. Explora porqué te sientes tan desmotivada y crea estrategias para enfrentar los obstáculos. Por ejemplo, si te sientes muy presionada por preparar todas tus comidas, tómate unos 10 minutos para meditar y relajarte. - Empieza un diario de comidas: Llevar un registro de lo que comes te dará control de tus hábitos alimenticios y, a la larga, te motivará a hacer pequeños cambios favorables a tu dieta. Después de un par de semanas, tendrás evidencia de que has estado haciendo progreso, tal vez poco, pero algo es algo. - Haz metas que no estén relacionadas con tu peso: Si te enfocas en puros números, vas a frustrarte, especialmente si ves que no bajas lo que te gustaría bajar. Mejor ponte metas pequeñas que no estén relacionadas con el peso, como dejar el cigarrillo de la tarde o el refresco después de comer. Y para no presionarte, enfócate en una meta a la vez. - Facilita tus metas: Una vez que hayas elegido una meta, asegúrate de crear una estrategia que te facilite llegar a ella. Si la meta es tomar más agua, descarga una app para recordarte tu consumo de agua, o cómprate una nueva botella. Asegúrate de que la carga sea cada vez más ligera. - Registra tu progreso: Tomará mucho tiempo para que un mal hábito desaparezca y sea reemplazado por un bueno, así que practica y practica hasta que ese nuevo hábito se sienta natural y cómodo. Luego, registra la prueba de que, en efecto, estás cumpliendo con tus metas y prémiate. - Haz ajustes en el camino: Sólo porque hayas elegido una meta, no quiere decir que no puedas cambiarla más adelante. La flexibilidad es clave para seguir adelante. Si sientes que la meta se ha vuelto muy complicada, puedes hacerla más pequeña o cambiar el plan de guerra. El chiste es que no te satures y no te des por vencida.