El Universal/La Voz de Michoacán Ciudad de México. Cuando alguien que ha fumado toda su vida termina con cáncer de pulmón, es triste, pero no sorprendente. Los efectos nocivos del cigarro están bien investigados y documentados, y fumar es, por mucho, el factor de riesgo número uno de la enfermedad, representando del 80 al 90% de los casos de cáncer de pulmón, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Además, el cáncer de pulmón derivado del humo de segunda mano causa la muerte de 7 mil 300 personas que nunca fumaron. Sí, eso quiere decir que puedes tener cáncer de pulmón sin haber fumado nunca en la vida. De hecho, puedes ser la persona más saludable del mundo (no fumar, ejercitarte diariamente, comer sano) y aún así tener cáncer de pulmón (aunque tu riesgo era más bajo). Lo peor del caso es que los síntomas del cáncer de pulmón no son notorios en una etapa temprana. Y como con cualquier otro cáncer, entre más se tarde en tratar, menores son las probabilidades de supervivencia. Exposición a gas radón El gas radón causa 20 mil casos de cáncer de pulmón cada año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Este gas radioactivo se libera cuando el uranio se descompone en el suelo, las rocas y el agua. El gas luego viaja por el suelo y en el aire. Los niveles en el aire exterior suelen ser seguros, pero cuando el radón queda atrapado en casas o edificios, puede acumularse hasta niveles peligrosos. ¿Qué tiene que ver con el cáncer de pulmón? El radón libera partículas radioactivas que pueden dañar las células que recubren los pulmones, según el Instituto Nacional del Cáncer. A su vez, la inhalación de estas partículas durante largos períodos de tiempo, pueden provocar mutaciones celulares asociadas con el cáncer de pulmón, según una investigación del 2013. La OMS estima que entre del 3 al 14% de los casos de cáncer de pulmón se atribuyen al radón; primera causa de esta enfermedad entre quienes no fuman. Sin embargo, en el caso de México, las concentraciones son más altas al norte del país, según Debate. El radón no puede verse, probarse u olerse, así que debemos estar bien informados al respecto. Exposición al amianto Trabajar en algunos entornos, como astilleros, minas, plantas textiles y fábricas, puede exponer a los trabajadores al amianto, un tipo de fibra que es resistente al calor y que a menudo se usa como aislante, lo que aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón. Los edificios más antiguos también pueden contener asbesto, pero sólo es peligroso si los materiales que lo contienen terminan dañados. Inhalar o tragar estas fibras pueden adherirse a la mucosidad de la garganta, tráquea o tubos respiratorios más grandes de los pulmones, según la Asociación Americana del Cáncer. Si las fibras viajan a las vías respiratorias pequeñas o al revestimiento externo de los pulmones y tórax, pueden causar estragos en las células, lo que podría provocar cáncer de pulmón. Exposición a otros cancerígenos Otras sustancias dañinas que pueden encontrarse en el lugar de trabajo y que han sido ligadas a un mayor riesgo de cáncer de pulmón según la AAC, son: Arsénico Escape de Diesel Algunas formas de Sílice Cromo Níquel Berilio Cadmio Alquitrán y hollín Contaminación ambiental Vivir un lugares con altos niveles de contaminación en el aire, como México, incrementan tu riesgo de cáncer de pulmón. La Agencia Internacional para Investigación del Cáncer estima que 223 mil personas en el mundo murieron de cáncer de pulmón causado por la contaminación del aire en 2010. Diferentes tipos de partículas (sólidas o líquidas y grandes o pequeñas) se lanzan al aire que respiramos. Esto incluye cosas como ácidos, químicos, metales, tierra y polvo, de acuerdo con la Asociación Americana de los Pulmones. Nuestros cuerpos son capaces de combatir partículas más grandes con mayor facilidad, generalmente a través de la tos o el estornudo. Pero estas partículas microscópicas en el aire son más peligrosas, pues pueden entrar sigilosamente a los pulmones, e incluso en la sangre. Historial familiar Tener un pariente o hermano que haya tenido cáncer de pulmón quiere decir que tienes el doble de riesgo de desarrollar la misma enfermedad, especialmente si se lo detectaron de joven, según el Instituto Nacional de Cáncer. Sin embargo, no se sabe si el riesgo incrementa por los genes o la exposición al cigarro de segunda mano.