A diferencia de la antigüedad, las emociones se les ve mucho más cerca de la razón y se piensa que son esenciales para la toma de decisiones, consideró la experta Elizabeth Hansberg Torres, del Instituto de Investigaciones Filosóficas. En la conferencia ¿Cómo entender las emociones?, la investigadora explicó que las emociones son estados mentales, junto con las creencias, pensamientos, intenciones, sensaciones y percepciones; tienen en común el llamado objeto intencional, es decir, son “acerca de algo” y están dirigidas a un objeto. Dio a conocer que un episodio emocional es un suceso fisiológico, con cambios cerebrales y de otras partes del cuerpo, como pueden ser gestuales, su fenomenología es característica, pero también las hay a largo plazo y tienen que ver con el carácter. “Tienen un componente motivacional. Nos llevan a actuar y tal acción puede ser primitiva, automática, como sucede con muchos animales, sobre todo si se trata de una amenaza o peligro inmediatos”, comentó en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En la antigüedad los filósofos contraponían las emociones con la razón y que había que controlarlas y no dejarnos dominar por ellas, se consideraba que inhibían la autonomía de los individuos y por lo tanto debían descartarse, “pero en ese caso se relacionaban con miedo, cólera, terror, celos o envidia”. Sin embargo “hay filósofos que piensan que son importantes para la moralidad: empatía, compasión, ternura, simpatía, amor; otras que funcionan como sanciones para actuar moralmente: la culpa, la vergüenza, el remordimiento, la indignación, por ejemplo, sentir remordimiento es útil porque puede llevar a reparar el daño causado”. La conducta que producen las emociones de los animales es bastante limitada; pues en los seres humanos los estados mentales se dan en redes; las emociones o las creencias no ocurren solas, sino en conjunto. Los neurocientíficos han descubierto que incluso las emociones que parecían obvias y que sólo implicaban a la amígdala y el sistema límbico, en realidad involucran a muchas más partes del cerebro. “Por eso, un ser humano puede actuar de formas variadas; va a depender de lo que ha pensado antes, de su educación y vida cultural”. Los seres humanos buscan ciertas emociones, pero no es claro por qué ocurre así, pues hay gente que ve películas de terror o practica deportes extremos. Para la reflexión queda el autoengaño o redescripción que hacen las personas para no sentirse mal o avergonzadas, “todos caemos en él, porque uno no es el mejor juez de sus propias emociones; nos podemos equivocar acerca de cuándo sentimos algo, de qué es y cómo se llama”.