Notimex/La Voz de Michoacán Ciudad de México. El exceso de tecnología en los regalos navideños favorece la obesidad infantil, pese a que son los artículos más anhelados por quienes han nacido en el siglo XXI, advirtió el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (Imeo). Móviles, ordenadores, videojuegos y tabletas son entre los regalos más deseados por niños y adolescentes, pero un uso excesivo combinado con baja actividad física e improvisación en la comida los convierte en los pilares del ocio infantil que más engorda, indicaron expertos de ese instituto. Rubén Bravo, experto en nutrición y portavoz del Imeo, apuntó que los niños y adolescentes de España son más sedentarios que las generaciones anteriores, debido en parte al largo tiempo que pasan ante la pantalla, ya sea viendo televisión o series en la computadora, navegando en las redes sociales en el celular o jugando con su tableta”. Esta situación, anotó, ha provocado un desequilibrio energético, lo que se traduce en un gradual y consistente aumento de peso. Por su parte, la psicóloga del Imeo, Ana Gutiérrez, explicó que el ocio digital en sí no es malo, pero un descontrol por parte de los padres y exceso puede afectar el desarrollo cognitivo y emocional del menor, dificultar la comunicación con la familia y los iguales”. Asimismo, propiciar aislamiento o alteraciones en la vida cotidiana, baja del rendimiento escolar, falta de tiempo libre y una imagen distorsionada de lo que es la comida sana, añadió. Apuntó que en la cultura occidental se suele asociar este tipo de pasatiempo con el consumo de ciertos alimentos de forma automática y a modo de picoteo que, al ser ricos en grasas y azúcares, estimulan la liberación de serotonina y contribuyen a un bienestar temporal que puede generar malos hábitos y un entorno obesogénico. Además, si el menor permanece tras la pantalla durante largos periodos de tiempo termina consumiendo de forma pasiva y constante contenido publicitario. En el periodo de Navidad, las campañas publicitarias en relación a la alimentación aumentan y, en ellas, de forma recurrente se asocian emociones (alegría, alivio, ilusión o afecto) con el consumo de ciertos alimentos, como dulces de escaso valor nutricional o comidas de preparación rápida, aumentando la probabilidad de generar una inadecuada relación con la comida. Pese a que todos en cierta medida se ven expuestos al bombardeo de este tipo de mensajes publicitarios, el impacto en la población infantil es aún mayor. Los niños que carecen de la visión crítica que podría tener un adulto, se convierten en la principal diana de los spots publicitarios. El Imeo puntualizó que hoy por hoy en España la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a menores no está regulada y la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas es de carácter voluntario y no obligatorio para las empresas.