El Universal/La Voz de Michoacán La exclusividad es una pose cada día más compleja de sostener en estos tiempos, aunque antes también lo fue. Parecería que el amor y el sexo han estado por siempre escindidos, me refiero a que no duran ni evolucionan en paralelo: los sentimientos pueden transformarse pero la pasión caduca, por mucho que te empeñes en ser Mandrake en la cama. Hacerlo siempre con la misma persona sin comerse las orejas de un bostezo es una bendición que pocos reciben, sin duda. Son las mujeres las primeras en aburrirse dentro de una relación estable, dice la ciencia, contrariamente a lo que el cliché nos enseñó, que son ellos los primeros en salir a buscar otros “condimentos” (terceros) para sazonar el guiso casero. En un estudio científico de esos que vienen sostenidos por cifras convincentes, realizado por grupos de investigación de distintas universidades inglesas y publicado meses atrás en el British Medical Journal Open, quedó demostrado que al cabo del primer año ellas se hastían de la vida sexual, algo increíble si suponíamos que el hechizo erótico vencía a los 2 años como mínimo, y de ahí en más a inventárselo. La enorme oferta de sexo a un click, la cultura del pensamiento twittero, como digo yo, breve, corto y no muy reflexivo, incide sin dudas en todos los ámbitos de nuestra existencia. Hay menos paciencia, menos tiempo para esperar que algo funcione. La investigación dirigida por Cynthia A. Graham del Departamento de Psicología de la Universidad de Southampton se basa en una comparación de datos estadísticos tomados de la National Survey of Sexual Attitudes and Lifestyles (Encuesta Nacional de actitudes y estilo de vida sexual) a partir de distintas consultas realizadas a 5000 hombres y 7000 mujeres de entre 16 y 64 años que habían tenido una sola pareja sexual en el último año. Las conclusiones observaron que incluso ellas se aburren durante los seis meses de iniciado un romance: el 34% de las mujeres confesó haber perdido el interés en el sexo mientras que sólo el 15% de los hombres dijo haberlo perdido. Los datos no me sorprenden, y puede trasladarse a todo el mundo sexualmente activo. En ese contexto puede inscribirse el probado crecimiento del consumo de vibradores y otros juguetes para el autoplacer. Entre las causas de la apatía registradas figuran el estrés cotidiano, el poco conocimiento que suelen tener los hombres sobre la sexualidad femenina, la falta de diálogo sobre el tema y la lejanía emocional entre ambos, pues a pesar de estar juntos pasándola bien bajo la misma sábana, cada uno tiene el corazón en otro lado.