El Universal/La Voz de Michoacán Los medios han representado tradicionalmente a ‘la otra’ como una psicópata solitaria(Glenn Close en Atracción Fatal), una joven adorable desesperada por la aprobación masculina (Mena Suvari en Belleza Americana) o una tonta sensual que no sabe lo que hace. Pero ahora hay una nueva generación de amantes que no se ajustan a los estereotipos. Estas mujeres no son villanas sensuales, una paria social, cuyo único objetivo es destruir matrimonios y separar familias. ¿Quiénes son? Según una encuesta reciente en línea hecha por Women’s, Health, tú podrías ser una de ellas. Aunque el 79% de las encuestadas dijo que tener un romance con un hombre casado nunca será aceptable, un sorprendente 46% admitió haberlo hecho, y más de la mitad dijeron que no se arrepentían. Aún más intrigante, cuando se les pregunta si prefieren ser la amante o la esposa engañada, más del 62% optaron por la primera. ¿Qué onda? ¿Ser ‘la otra’ está perdiendo su estigma? ¿Ya no están prohibidos los esposos? Y, ¿qué pasó con la aclamada hermandad entre chicas, no se supone que nos cuidamos las unas a las otras? ¿Qué quieren? Todavía existe la creencia de que ‘la otra’ tiene un plan premeditado para desplazar a la primera mujer y convertirse en la segunda esposa. Si bien este estereotipo puede aplicar en algunos casos, se basa en la creencia de que la mayoría de las mujeres buscan algo casi permanente. Algo corto De hecho, una mujer puede sumergirse en una aventura precisamente porque sabe que será a corto plazo. Casi el 62% de las encuestadas que ha tenido relaciones con hombres casados, revelaron que su aventura prohibida no era parte de ningún plan para enganchar a un marido y que no tenían ningún deseo de casarse con uno de ellos. Resulta que la mayoría de las amantes no tienen planeado acostarse con un hombre casado. Y de las encuestadas, más del 44% dijo que el estado de ‘casado’ de un hombre no tenía nada que ver con su atractivo. Algo noble Sin embargo, el matrimonio problemático de un hombre puede proporcionar el primer motivo para el coqueteo. Son las quejas frecuentes de ellos, que hacen más fácil la justificación de un amorío (para ambos). La posibilidad de ‘salvar’ al otro es una razón común por la que muchas mujeres terminan acostándose con hombres infelizmente casados. A veces la mujer decide que el hombre está con alguien que aplasta su potencial, y ella espera ayudar a liberarlo. Desde esa perspectiva, el asunto puede ser visto como una causa más noble, que una transgresión moral, al menos para los 2 involucrados (obvio no para la esposa). Algo nuevo y especial Un beneficio inesperado, según algunas mujeres, es que los hombres casados tienden a tratar mejor a ‘la otra’ incluso después de que la relación se haya prolongado, porque el tiempo que pasan juntos es tan clandestino, que siempre se siente especial. ¿Está en nuestros genes? Cual sea la motivación de una mujer para acostarse con un hombre casado, hay mucha investigación evolutiva para explicar tal comportamiento. Los científicos dicen que la caza furtiva de pareja ocurre en casi todas las sociedades de la tierra. Desde una perspectiva histórica, las mujeres compiten entre ellas por las mejores parejas. La caza furtiva de pareja es una estrategia efectiva porque los hombres de alta calidad a menudo escasean, por lo que las mujeres compiten para acceder a ellos. Además es mucho más fácil ser ‘la otra’ que ‘el otro’, pues los hombres pueden llegar a ser muy violentos. Por su parte, las mujeres sólo pueden calificar a las amantes como ‘las otras,’ un medio para alejarlas del resto de la comunidad y poner a todos en su contra. Derogar la competencia funciona precisamente porque los hombres aprecian la fidelidad sexual en una pareja a largo plazo. ¿Qué ha cambiado? Algunos expertos creen que el concepto del matrimonio ha cambiado. Las tasas de divorcios están en ascenso, y en entrevista con Román Hernández, psicoterapeuta de pareja, la mayoría de las personas que asisten a terapia en pareja lo hacen por culpa de una infidelidad. Y los estudios han demostrado que la mitad de los hombres y mujeres casadas han engañado a sus esposas. Creo que, como cultura, entendemos que las relaciones son complicadas y cambian con el tiempo. Ya no esperamos que la mayoría de los matrimonios duren toda la vida, por lo que cuando una mujer se mete con un hombre casado o viceversa, no nos sorprende tanto como solía hacerlo. No hemos llegado al punto de justificar el engaño, pues todavía lo vemos como algo malo, pero aún así y no nos sorprende tanto por lo frecuente que se ha vuelto.