Gloria Ávila / La Voz de Michoacán. Morelia, Michoacán. Él tiene un imán especial, su secreto, no nos lo comparte, sólo dice, “dar amor, darle atención a la gente, ayudarla, hacerla sentir especial, escucharla, acompañarla, reconfortarla, eso hago y lo hago con mucho gusto porque a eso venimos a este mundo”. Miguel Contreras López nació un 24 de diciembre de 1941, justo ese día de fiesta, de algarabía para muchos y de renovación de fe para otros por el nacimiento del niño Dios, un día que su madre Esperanza López siempre recordaría como un día especial, el único que faltó a la misa de Navidad. “A este mundo no venimos a ser servidos, venimos a servir”, asegura el sacerdote mientras nos recibe en una pequeña oficina del templo de la Santa Cruz, lugar donde a diario tocan a su puerta cientos de personas de todas las edades que llegan hasta él en busca de ayuda, de consuelo, de una luz que ilumine su sendero y sin duda el Padre Miguel por más de 50 años ha sabido ser este remanso de paz en medio del caos de los hombres. Con sincera humildad nos dice que el máximo don del ser humano es poder relacionarse con Dios y con nuestros semejantes; al parecer él lo ha sabido hacer en cada lugar que ha pisado dejando huella de ‘evangelización con sentido social’, lo que le ha ganado el reconocimiento y cariño de la gente. Hablar de sus inicios es algo que le emociona y aunque su rostro ya muestra las huellas de un trabajo constante e incansable de más de 5 décadas, su personalidad contagia e inspira mucha paz, sus 76 años no lo detienen para seguir dando fuerza a quienes lo necesitan para salir avantes de las duras pruebas de la vida. Para más información consulte la edición impresa del 14 de junio