Un estudio hecho por Harvard, Columbia e investigadores de Isead, probaron los efectos del sarcasmo sobre las personas. Los sujetos estudiados fueron observados mientras mantenían una conversación con un ‘coworker’. Se les pidió que mantuvieran una actitud neutral, sincera o sarcástica. Después de esta conversación, se les pidió que completaran una tarea creativa. Los resultados arrojaron que ser sarcástico funciona mejor para el cerebro. Tener un sentido del humor sarcástico requiere ejercitar tu cerebro de manera constante y un proceso cognitivo superior. Pero no sólo tiene beneficios para el emisor, el receptor puede dar por seguro que puede confiar en una persona que es sarcástica con él. El sarcasmo indica una relación de confianza, ya que la persona sarcástica trata de disimular su sarcasmo frente a personas desconocidas o desconfiables por miedo a que sus respuestas puedan ser mal interpretadas. Así es que ambas partes pueden estar felices. Con información de Cosmopolitan.