Ciudad de México. Como padres siempre es una prioridad buscar el bienestar y buen desarrollo de los hijos, darles las herramientas necesarias para que desde pequeños vivan de la mejor manera posible cada etapa de su desarrollo y puedan llegar a ser adultos maduros capaces de enfrentarse a las dificultades que surjan a lo largo de su vida. Sin embargo, hay ocasiones en donde el amor que les profesamos pasa los límites y se puede caer fácilmente en la sobreprotección. La mayoría del tiempo lo hacemos inconscientemente y nuestros actos de amor se convierten en algo que a largo plazo causa daños que en la adultez. A continuación Daniela De Con Hernández, Maestra en Psicoanálisis para la Sociedad Psicoanalítica de México nos comparte algunas características que manifiesta un niño sobreprotegido: •Dependencia: Se nota una fuerte dependencia de los hijos hacia los padres, la creación de una “burbuja sobreprotectora” hace que al encontrarse fuera de ese entorno seguro y conocido haya una confrontación, es decir, será complicado que haya una adaptación con su entorno social y de pareja. La independencia puede ser vista como una amenaza. •Frustración: Hay un sentimiento de ser incomprendidos en cuánto a lo que sucede en el mundo. Cuando algo no marcha como lo esperan. Los niños sobreprotegidos manifestarán esta frustración con enojo e incluso el berrinche. •Indecisión: Es quizá el rasgo más característico en la edad adulta, un niño al que se le han solucionado los problemas sin darle la oportunidad de tomar decisiones por lo general será un adulto inseguro que dudará continuamente. •Chantaje: Los hijos sobreprotegidos utilizan el chantaje como medio para obtener aquello que les es imposible conseguir de otra manera y también es un recurso que los padres en su afán de controlar utilizan el chantaje para evitar el abandono del hogar. •Adicciones y enfermedades: Cuando los niveles de frustración y dependencia son insoportables pueden ser detonantes de enfermedades como la depresión crónica, adicciones y trastornos alimenticios los cuales están relacionados con la dependencia. Por último, pero no menos importante está el estado psicológico como padres, si hay un problema de apego como adultos lo más probable es que inculquen estos mismos patrones de conducta a los pequeños, por eso la Sociedad Psicoanalítica de México recomienda acudir con un especialista para trabajar con el tratamiento psicológico adecuado y así encausar a los hijos hacia la toma de decisiones consciente y responsable para que se conviertan en adultos capaces de enfrentar los retos de la vida.