Un corazón sano: El consumo de granada contribuye a disminuir la inflamación de los vasos sanguíneos y, consecuentemente, reduce los riesgos de la obstrucción de las arterias y el desarrollo de todo tipo de enfermedades cardíacas. Asimismo, la ingesta frecuente de esta fruta es muy recomendable para equilibrar los niveles de colesterol en sangre. Presión arterial: La granada es también muy positiva para regular la presión arterial. En este sentido, actúa como una aspirina natural: hace que la sangre se diluya y que la presión arterial descienda. Defensas fuertes: Esta fruta milenaria siempre se ha destacado por sus poderosos efectos antibacterianos y antimicrobianos. Esto la convierte es una de las mejores aliadas del sistema inmunológico y, por consiguiente, de una vida libre de enfermedades. Buena digestión: La granada es muy rica en fibra. Esta cualidad hace que el consumo de esta fruta sea benéfico para regular el funcionamiento intestinal, prevenir y aliviar las infecciones urinarias y contribuir en el proceso de perder peso. Mejora tu aspecto: He aquí los efectos más visibles de la granada: evita tanto la aparición de arrugas, como la pérdida de cabello. Esto se explica, entre otros motivos, por su increíble abundancia de antioxidantes.