Trucos de belleza con té verde

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Si te encuentras bajo mucho estrés últimamente, la idea de tomarte un día para relajarte sonará increíble… pero ¿acaso tienes el dinero para costearlo las veces que quieras? La verdad es que no podrás hacerlo todos los días, pero sí podrás aprovechar tu cocina (y el té verde) para relajar tu cuerpo y mente.

Exfoliante de té verde
Necesitas taza y media de azúcar (morena si se puede), dos cucharadas de polvo de té verde, una taza de aceite de coco (o aceite de oliva si no tienes de coco) y dos bolsas de té verde.
Primero que nada debes prepararte una fuerte taza de té verde. Deja que enfríe mientras colocas en un bowl los demás ingredientes. Poco a poco, ve introduciendo el té líquido en el bowl y mezcla con suavidad. Este exfoliante mejora la circulación, así que también reduce la apariencia de la celulitis. Dado que también es un exfoliante lleno de antioxidantes, regenera y repara la piel ¡de manera rápida!

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Antiojeras
Necesitas dos bolsas de té húmedas (recién hechas)
No hay nada peor que lucir unas horribles ojeras todos los días. Lo bueno es que el remedio es facilísimo y súper económico, pero a fuerza necesitarás dos bolsas de té verde para hacerlo. El truco está en colocar ambas bolsas en agua caliente y luego dejar que enfríen para no irritar la piel sensible de los párpados. Coloca las bolsas y deja que hagan efecto por cinco minutos y notarás una gran diferencia casi de inmediato.

Adiós mal aliento
¿Sabías que el té verde elimina las bacterias que se acumulan dentro de la boca? Pues con una taza de té verde no sólo evitarás las caries, sino que también podrás llenar de besos a tu novio sin preocuparte por un mal aliento.

Bálsamo labial
Necesitas una cucharada de aceite de coco, dos bolsas de té verde, una cucharada de aceite de oliva (o almendras) y una cucharada de cera de abeja.
En baño maría (fuego alto), prepara tu té verde con el aceite de coco. Luego de que esté derretido el aceite, baja el fuego, retira las bolsas de té verde y déjalo en fuego bajo por una hora. Una vez que esté la mezcla, agrega la cera de abeja y el aceite de oliva (o almendras) y deja que se derrita bajo el mismo fuego bajo.

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Una vez listo, coloca la mezcla en un contenedor, refrigera por unas horas, ¡y listo!